Es decir: en el primer bimestre de este año por cada 2,6 kilogramos de carne de pollo se exportó apenas uno de carne bovina.
En el enero-febrero de 2013 esa diferencia había sido del 103% (39.776 toneladas aviares versus 19.576 bovinas), mientras que en el mismo período de 2011 fue del 59% (18.178 versus 28.958 toneladas).
El crecimiento de las exportaciones de pollos en desmedro de las de carne vacuna es un reflejo de proceso de desmantelamiento que viene registrando desde 2009 la industria frigorífica argentina.
Si bien la carne argentina es uno de los productos emblemáticos del país en el mundo, el gobierno kirchnerista aplica un derecho de exportación del 15% sobre el valor FOB del mismo (además de restringir las ventas externas por medio de la suspensión de la emisión de ROE).
La carne aviar, en cambio, casi no tiene retenciones al contar con un derecho del 5,0% y un reintegro del 3,4% (es decir: tiene una retención efectiva de 1,6%). Los exportadores de carne aviar además no necesitan obtener ROE ante la Ucesci para poder concretar una operación de comercio exterior.
Otro dato clave es que en enero-febrero de 2014 el 53.8% del total de carne fresca aviar exportada se destinó al mercado venezolano en el marco de acuerdos bilaterales gestionados entre representantes del gobierno kirchnerista con sus pares bolivarianos.
Los precios declarados de ventas realizadas al mercado venezolano son sustancialmente superiores a los valores registrados en los demás destinos comerciales.
Los cortes frescos bovinos constituyen una especialidad de alto valor agregado (razón por la cual los mismos se comercializan con identificación de origen; es decir: no es lo mismo comer un bife argentino que otro de una nación sin tradición ganadera). La carne aviar, en cambio, es un commodity estandarizado.