Profesionales veterinarios del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) auditaron el proceso de vacunación llevado a cabo en distintos establecimientos productivos del centro y norte bonaerense, en el marco de la segunda campaña anual contra la fiebre aftosa.
De ese modo, agentes del Centro Regional Buenos Aires Norte fiscalizaron en Saladillo, General Alvear, Chivilcoy, Alberti, Bragado, Chacabuco, Las Flores y Tapalqué las tareas desarrolladas por los vacunadores privados, con el fin de asegurar la correcta aplicación de la vacuna y el cumplimiento de las condiciones higiénico-sanitarias, contempladas en la Resolución Senasa N° 33/2002.
En cada procedimiento se controlaron las acciones realizadas por el vacunador en su llegada al campo; el tipo, lote, vencimiento y temperatura de las vacunas dentro de las conservadoras y sus refrigerantes; y que la cantidad fuera la adecuada, de acuerdo al stock declarado por el productor.
Luego de esa etapa preparatoria, se verificó el proceso de inoculación y el accionar del vacunador, teniendo en cuenta aspectos como funcionamiento, tiempo, velocidad, calidad de aplicación y cambios de jeringas, ya que una deficiencia en el procedimiento puede repercutir y afectar a los animales detenidos en la manga.
La actividad sanitaria se complementó con la confección de las actas correspondientes de inicio y cierre, donde se registran las características de la vacuna empleada, además de las categorías y el stock de animales vacunados.
Por último, los veterinarios del Senasa verificaron que las condiciones estructurales del establecimiento (mangas, corrales) fueran óptimas para el manejo del ganado, que el establecimiento cuente con el personal suficiente para la realización de las tareas y el cumplimiento de los requisitos higiénicos-sanitarios para el bienestar animal.
La vacunación contra la fiebre aftosa es una de las principales estrategias de prevención realizada a nivel nacional, la cual permite mantener una situación epidemiológica favorable de esta enfermedad en la Argentina y constituye una acción sanitaria indispensable para mantener el estatus zoosanitario, reconocido internacionalmente.