Este desempeño se basa en la confluencia de diversos factores, entre ellos, la mayor faena debido a la seca que afecta el país desde comienzos de año y la reducción de las exportaciones de animales en pie, en especial a Indonesia, a raíz de un episodio de maltrato animal.
A su vez, el consumo se mantiene estancado debido a que la población todavía restringe sus gastos en carnes a pesar de la mejora en la economía.
En este marco, hay un fuerte crecimiento de la demanda de China y Medio Oriente lo que permitió canalizar el excedente de carnes. Además, se estima que las exportaciones se verán favorecidas por la reciente devaluación del dólar australiano que mejoró la competitividad de la industria.
Con respecto al ciclo ganadero, más allá del aumento de la faena, que supera los registros de los últimos cinco años, hubo un fuerte incremento en la participación de hembras, que llega al 48%, y una caída del peso medio a 278 kg/cabeza. Por lo tanto, en 2014 el stock bajaría por segundo año consecutivo a 28 millones de cabezas.
