Gestión

El maíz no puede faltar

Estos productores CREA han formalizado acuerdos que implican valores de alquiler diferenciados para rotar con este cereal en campos arrendados. Si se quiere, se puede

Se han obstinado en defender la presencia del maíz en la rotación, y lo están logrando. Para esta empresa familiar que trabaja alrededor de 5.500 hectáreas agrícolas –tanto propias como arrendadas, en secano o bajo riegoen Entre Ríos y Córdoba, hay que evitar con hechos concretos caer en la tentación del monocultivo de soja, una filosofía que todos compartimos pero que pocos emprenden en serio, empezando por el propio Gobierno.

“Hemos entrado a la nueva campaña con precios relativamente altos para la soja. Y en términos de clima se anuncia un Níño, lo que me parece totalmente apresurado –avisa Javier Balbis, gerente de Producción de Santa Ana, el campo insignia del grupo–; es como echar más leña al fuego. Hoy un híbrido de maíz de punta vale u$s 235 cuando el año pasado costaba 170, y a eso hay que agregarle el fertilizante. Entonces, la cuenta del alquiler –a pesar de que se está pidiendo algo menos– indica una indiferencia de 64 qq/ha, demasiado para el cereal esta zona. El trabajo que nos toca es mostrarle a los propietarios los números como corresponde y explicarles cuál es el impedimento para hacer una rotación con un 35% de gramíneas con valores de arriendo ligados a la soja. La salida es un alquiler diferencial para maíz, sin dudas”.

Quizá dejamos entrever cierta incredulidad, lo que ayudó a que Javier redoblara la apuesta. “Nos gusta cuidar el campo que arrendamos, porque es donde estamos produciendo y porque detrás de un maíz siempre logramos más soja –dice, con lógica–. Y el dueño del establecimiento también está viendo los resultados; los propietarios conscientes son más que lo que pensamos. Es obvio que debe reducirse el valor del arriendo (25% menos que para soja) para aquella superficie sembrada con maíz, pero siempre un lote bien rotado es demandado por los que alquilamos campos. Hay que demostrarles por qué es necesario adecuar el costo del arriendo para poder mantener una alternancia de cultivos que a la larga va a beneficiarlo. Lo estamos haciendo, y con muy buena aceptación. Hemos logrado un alquiler a riesgo para el cereal, escalonado a niveles de rendimiento. La clave es saber elegir a la gente y poner las cartas sobre la mesa”.

Triple ambiente

Santa Ana integra el CREA Villaguay, en Entre Ríos. Cuenta con unas 3.000 hectáreas mixtas, dentro de las cuales la ganadería va a las áreas con predominio del monte de espinillo. Sus suelos son vertisoles pesados; la zona ha sido netamente arrocera y de hecho la empresa tiene una larga historia en la materia.

Balbis y su colaborador directo, Emmanuel Meichtry, han definido tres ambientes: lomas y medias lomas; medias lomas bajas, y los bajos muy tendidos que fueron arroceros y en donde el proceso de cambio requiere más tiempo. La diferencia entre unos y otros viene dada por la capacidad de drenaje y las chances de exploración radicular que ofrecen. Los suelos de esta zona se caracterizan por la presencia de arcilla montmorillonítica, que se expande cuando se moja y tiene poca infiltración. Los tres ambientes son arcillosos pero las partes bajas tienen mayor alcanilidad, y la estructura es mejor en los otros dos sectores ya que toleraron muchas menos campañas de arroz; vienen con una compactación más atenuada y con cierta historia agrícola. Los bajos suelen tener, además, problemas de anegamiento cuando llueve frecuentemente.

Entre lomas y medias lomas y medias lomas bajas la diferencia viene dada por el potencial de rendimiento, en virtud de una suma de cualidades en cuanto a estructura y niveles de dotación de nutrientes a favor del primero de estos ambientes.

El campo ya no tiene alambrados y está totalmente sistematizado, a pesar de que es difícil definir una pendiente por la variabilidad en los lotes. “Estamos instando a los dueños de los establecimientos que alquilamos a hacer lo mismo, es irracional trabajar sin sistematización en esta provincia; inexorablemente la suma de los horizontes termina en el bajo”, dice Javier, enfático.

Entre los consejos para un terraceado como Dios manda este profesional recomienda hacerlo por etapas; sí o sí el primer año hay que dedicárselo a una adecuada planificación de canales, en cuanto a dimensiones, y tenerlos bien empastados. La idea es arrancar con la construcción de las terrazas recién en el segundo año. Asimismo hay que conocer realmente cuales son las dimensiones de la terraza que no perjudican las tareas, porque la maquinaria es cada vez más grande y si aquella no es ancha de modo que pueda trabajar bien el caudal de agua sin impedir el transito de los equipos, habrá problemas con el logro de cultivos. Finalmente, el 70% del éxito de una sistematización pasa por el mantenimiento: desmalezado de canales y protocolo de revisión de terrazas. Que se corten es aún peor que no haber hecho nada.

Más gramíneas

La rotación estipulada para Santa Ana involucra un 40% de gramíneas y un 60% de oleaginosas, aunque la ecuación pronto será modificada. “El esquema de movida era muy básico: soja, maíz y trigo, y algún lote con raigrás para semilla. Seguimos manteniendo el trigo y el raigrás, y este año vamos a sumar cebada y colza. Paralelamente se generó hace tres campañas un cambio importante en maíz al incrementar el espectro de las siembras tardías, lo cual ha llevado a resignar potencial pero permitió estabilizar los rindes; el piso se ha tornado previsible. Lo hacemos en lotes descansados sembrados desde los primeros días de diciembre hasta el 20 de ese mes, con menor densidad, otro nivel de fertilización (por nitrificación más elevada) y genética Herculex, lo cual permite acotar en parte los costos del cultivo –se gasta menos en fertilizante y semilla– y torna viable hacer maíz en esta zona, en que si el clima acompaña el de primera puede dar 8.000 kilos pero de no ser así se cae fácilmente en los 3.000, mientras que el tardío tiene un piso de 6.000 kilos”, indica Balbis.

Con la tecnología del maíz tardío en Santa Ana están dispuestos a aumentar la presencia del cereal y la ecuación a partir de este año repartiría la superficie en partes iguales entre gramíneas y oleaginosas.

Rompecabezas

El trigo es uno de los cultivos que se manejan con sintonía fina, pero comercialmente no funciona; existe la posibilidad de venderles una parte a los integrados avícolas, pero no es mucho lo que compran y el precio sigue siendo deficiente. “Por eso estamos pensando en sumar nuevas opciones como colza y cebada, para seguir rotando sin perder dinero”, aporta Meichtry.

Agronómicamente todo es armónico. El cereal promedia 3.800-4000 kilos, muy estables. En este campo trabajan con variedades de punta y un equipo técnico formado por el CREA. Emplean un 30% de cultivares intermedios largos y un 70% de materiales intermedios cortos. La clave es partir de un perfil razonablemente cargado, por encima del 70%, y contar con un pronóstico medianamente bueno para octubre, que es lo que termina de definir el rendimiento del cereal. “En esta zona por lo general tenés agua al momento de implantar –explica nuestro entrevistado–. El trigo se hace con una fertilización a la siembra con fósforo (P) para llevar el perfil a 12/13 ppm y un aporte nitrogenado que se materializa en macollaje (30%) y a fines de esa etapa (el 70% restante). Desde luego, los fungicidas se respetan al pie de la letra, y se aplican en el 90% de los casos. Vamos a rendimiento, de apuntar a calidad exclusivamente cualquier inconveniente que impida que finalmente la obtengas significaría un castigo mayor”.

En cuanto a la cebada, las fichas estarán puestas en Scarlett que, a diferencia del trigo, puede ir en el bajo tendido, lo que incrementa el aprovechamiento de la superficie disponible. “Respecto de la colza, hemos evaluado todas los dolores de cabeza conocidos –impacto de la helada, dehiscencia a cosecha, comercialización–, pero es el año para probarla teniendo en cuenta la situación del trigo. La idea es usar variedades primaverales –sería un grave error emplear otoñales en esta latitud– y nos basamos en la red de evaluación del INTA dentro de esas características. Apostamos a ciclos cortos con fechas tope de siembra hasta el 17 de mayo –justamente por un tema de heladas–. Pensamos que en nuestro caso la indiferencia se ubica en torno de los 1.100 kg, lo cual parece una meta alcanzable, hay que ver que dicen los resultados de esta primera experiencia. El 70% del logro de la colza está en la siembra y en plantearla como corresponde”.

Llega la caballería

A pesar de su presente complicado, en Santa Ana nadie plantea la necesidad de quitar al trigo del esquema. Para poder mantenerlo el número cierra con una soja de 26 quintales. No es fácil lograrla en secano, y fue el riego quien vino en ayuda del cascoteado cereal.

Tienen cuatro pivotes que llegaron a este campo tras la idea es estabilizar un piso de rendimiento, de ahí que tradicionalmente se utilizaban de manera alternativa con soja y maíz; ahora trigo/soja entrará en reemplazo de la soja de primera. “Tenemos modelos de simulación para el riego en maíz y estamos trabajando con el historial para hacer un modelo de este tipo para soja, que hoy no existe. Como fuere, no podes fallar en cuanto a cómo regar y en los rindes que estás buscando. Hoy hay que hablar de un plus de 600 kilos en soja para justificar regarla, de lo contrario alcanzarías la estabilidad de rindes buscada pero sin un rédito económico que justifique el uso de esta herramienta”.

Balbis y su gente apuntan a aumentar la superficie bajo riego, con el lápiz ajustado respecto de cómo regar. En un maíz de secano puede aspirarse a 6.400 kilos, pero si está bajo riego debe rendir al menos 9.500. Del mismo modo la soja pasa de 2.600-2.700 kilos a más de 4.000, que probablemente es el tope al que se pueda aspirar en una zona como ésta. “El riego torna más previsible al negocio, aunque los números se han apretado significativamente –se lamenta Javier–. A los actuales valores del gasoil todo se ve cada vez más ajustado. Cuatro años atrás el milímetro de riego se ubicaba en u$s 0.50, pero por estos días hay que hablar de u$s 0.90. Desde luego existen equipos con motores eléctricos con otros costos, pero la zona no te lo permite. Todo lleva a hacer las cosas con menos margen de error; hoy una vuelta innecesaria de un equipo de riego puede generar un perjuicio notable”.

Viene con todo

Como se indicó, el maíz tardío cautiva como pocos y ya absorbe el 55% de la siembra del cereal. En cuanto a la tecnología de cultivo se aplican nutrientes para llevar la dotación de P a 14 ppm, a lo que se suman 160 kg de N –el nivel de nitratos es mayor, por lo que se necesita menos fertilizante–. La densidad es de 50.000- 55000 pl./ha contra 60.000-65.000 para el maíz sembrado en fecha.

El tardío permite además una ventana de siembra amplia, incluso hasta el 28 de diciembre, lo cual habilita a captar un volumen mayor de lluvias y partir con un perfil mucho más cargado. “¿Los materiales? Nos gusta mucho el maíz RR, porque ha facilitado el control de malezas, y eliminar el guacho no es un problema serio; quien tiene una dificultad de este tipo con él es porque no hizo bien las cosas”.

Claro, hay que poner atención a una probable mayor incidencia de enfermedades. En este campo aún no han llegado a aplicar fungicidas pero no descartan que en un futuro cercano haya que considerar seriamente la idea.

Buena parte del maíz de Santa Ana se vende a los integrados avícolas. “Ahora que les quitaron el subsidio la demanda de los polleros no va a caer, es más, crecerá. No esperamos problemas para colocar el maíz. Es cierto, hay un precio pisado, pero no queda otra que adaptarse y tratar de lograr algún rédito con las cartas que hay en la baraja”.

Reacomodamiento

En cuanto a la soja, un 30% del total sembrado corresponde a ciclos cortos (GM IV largos y V cortos) y el resto a materiales del GM 5.8 y del GM VI largo. Con los ciclos cortos buscan potencial de rinde y cada vez les dan mayor peso, ya que es más factible obtener 23-24 qq con estos cultivares sembrados en fecha temprana que con un material del GM VI. Cuidado, de todos modos este último se mantiene porque es lo que asegura la estabilidad del esquema.

La siembra del poroto arranca los primeros días de octubre con una variedad del GM IV; a fines de ese mes o comienzos de noviembre entran los intermedios, y cuando se va despidiendo noviembre se implantan los cultivares del GM VI.

Como estrategia se fertiliza con P a la siembra y se apunta a acortar el entresurco. “Hemos encontrado diferencias significativas entre 17 o 35 cm respecto de los tradicionales 52 cm. Con esto cerramos mucho más rápidamente el entresurco, y con una aplicación menos de glifosato, lo cual implica una ventaja económica y ambiental. Solo algunas variedades del GM VI van a 52 cm; los materiales del GM IV se siembran a 17 cm salvo que vayan a ramificar, en cuyo caso se ponen a 35. Además recurrimos a una mayor densidad para los cultivares de los GM IV y V corto –van a los mejores ambientes-, y la reducimos para los del GM VI –destinados a los bajos, donde además de la soja se busca implementar cebada y maíces tardíos con doble aptitud; se hacen para cosecha y si el clima no lo permite se los ensila y se le da a la vaca–.

¿Enfermedades? La mancha ojo de rana es el enemigo número 1 como fue la roya en su momento. En caso de que se confirme la llegada de un Niño la idea no es cambiar variedades pero si prepararse para monitorear no una sino cinco veces por semana.

Ajuste pendiente

El manejo de la fertilización pasa por satisfacer la demanda del cultivo más un 20% adicional en carácter de reposición. En Santa Ana ya están en niveles de 6-8 ppm de P, lo cual no es poco para la zona.

Según Balbis, resta empezar a trabajar con las mezclas en la superficie bajo riego. También aspiran a implementar el fertirriego. Eso sí, ya están utilizando hormonas -giberelinas–, por ahora sin resultados definitivos. Se observan más vainas y el rinde es superior, pero aún no es posible afirmar que la diferencia es significativa. “En cuanto a potasio, hemos empezado a mirarlo más detenidamente y hay protocolos que nos permitirán determinar si existen eficiencias. Tenemos la sospecha de que ajustando P y N van a aparecer otras deficiencias encriptadas”, explica Meichtry.

Neurona atenta

Para la nueva campaña –más que más después del descalabro cambiario–, Balbis aconseja no hacer números a tontas y a locas. “Esto permitirá comprobar que las cosas no vienen tan fáciles como parece indicar el precio de la soja; no tomaría estos valores para presupuestar sino el promedio. Y tampoco plantearía rendimientos como si el Niño ya estuviese confirmado. La política de planificación de la empresa es conservacionista, no apostamos a resultados superlativos sino a la estabilidad”, subraya.

Eso sí, cualquier margen que se vaya a presupuestar para la nueva campaña delata lo pesado que se han vuelto los fletes, incluidos los cortos. Todo lo que se pueda achicar en este sentido es bienvenido.

Javier asegura que éste es un buen momento para posicionarse en fertilizantes y después empezar a trabajar en semillas. “En esto la gestión es muy importante, te permite detectar un punto crítico antes de que se genere un problema–asegura-. Y  pertenecer al CREA es un beneficio enorme, siempre se logran cosas buenas. Sus miembros están en la ola de la tecnología”.

En carpeta está la idea de aumentar la superficie bajo riego; hoy son 630 hectáreas y se anexarían 300 más. “¿Consejos en materia de riego? Mucha atención con la lámina por aplicar, por arriba de los 20 mm ya no sirve porque el agua escurre, y cuando se cae por debajo de 10 mm la demanda atmosférica hace que lo que llega a la planta no cumpla con ningún requerimiento. Otro punto importante es no volver sobre lo regado, por lo tanto es clave trabajar en un único sentido. Hay medidas de eficiencia en riego; esta cuantificado cómo saber de qué manera estamos usando el equipo”. 

Ing. Agr. Claudio Gianni

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