El INTA cuenta con un desarrollo biológico contra las larvas del mosquito, se trata de un biolarvicida, de una formulación líquida, elaborado a base de Bacillus thuringiensis israelensis (Bti) para el control del mosquito transmisor de la infección viral.
Fue desarrollado por el Instituto de Microbiología y Zoología Agrícola (IMYZA) del INTA Castelar.
"Es uno de los productos que surgieron a partir de una importante colección de bacterias entomopatógenas constituidas principalmente por cepas nativas y exóticas de Bacillus thuringiensis", indicó Roberto Lecuona, director del IMYZA donde se desarrollaron muchos bioinsumos de origen microbiano como biofertilizantes, biofungicidas y bioinsecticidas.
Con la tecnología, la fórmula y los procedimientos "se puede avanzar en la transferencia para el desarrollo con éxito de una formulación líquida de este biolarvicida destinado al control del mosquito transmisor del dengue", destacó Diego Sauka, responsable del laboratorio Insumos Bacterianos e investigador INTA - CONICET.
Si bien, en el país, actualmente existen productos biológicos similares para el control de este mosquito, según Lecuona la novedad "es tener disponible para la industria un biolarvicida igualmente eficaz, como los mejores productos de importación, pero utilizando un protocolo de producción con insumos más económicos y de fácil acceso".
Se trata de "un preparado estable y efectivo bajo condiciones similares a las de campo que podrá sustituir a productos importados", agregó Sauka.
Esta tecnología, desarrollada por el INTA, es un método de control eficaz para combatir las larvas del mosquito transmisor y está disponible para ser licenciada a empresas interesadas en producirlo y comercializarlo.
Respetar el ambiente
Una de las principales características de este biolarvicida es que la larva del mosquito muere, pero es inocuo para el ambiente donde se aplica. Además, debido a que es seguro, tanto para las personas como para los animales, se puede incorporar en agua potable si se respetan las indicaciones del marbete -etiqueta-, en cuanto a las dosis recomendadas.
No presenta inconvenientes al usarlo de manera permanente ya que la radiación solar lo elimina del medio. Se considera que una vez aplicado, si está expuesto al sol, debe ser repuesto después de 10 o 15 días de aplicado, aunque demostró una vigencia de hasta 30 días cuando los ambientes acuáticos son sombreados o semisombreados.
Los investigadores del IMYZA recuerdan que este tipo de productos son reconocidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS), al establecer que el éxito de los bioinsecticidas se basa en dos pilares fundamentales: su eficacia y la seguridad ambiental.