Tras la suba del impuesto Inmobiliario Rural, los productores argentinos dejarán este año en Buenos Aires hasta 92% de sus ingresos en concepto de tributos, especialmente al gobierno nacional, pero también a la provincia y municipios.
Así lo indicó el especialista de Aacrea, Ricardo Negri, tras un análisis basado en distintos modelos de producción, tanto en campo propio como alquilado, en zonas de alta producción de la provincia.
El universo de los impuestos al campo alcanza entre el 70% y el 78% de los resultados de las empresas y, si se suman los descuentos comerciales por las trabas a las exportaciones de trigo y maíz, esa presión se eleva entre 9 y 11 puntos. Además, en un año con sequía como el actual, el peso sube, por ejemplo, del 87% al 105%, porque las retenciones no tienen un impacto proporcional, según explicó Negri.
Es decir que un establecimiento tiene que trabajar entre 277 y 321 días al año para pagar los impuestos”, concluyó.
La presión fiscal para el campo se amplió en las provincias de Entre Ríos y Buenos Aires a partir de la suba del Inmobiliario Rural, mientras se están analizando aumentos también en Santa Fe y de manera incipiente, en San Luis.
Según el economista de La Sociedad Rural Argentina (SRA) Ernesto Ambrosetti, las subas en Entre Ríos superan el 600% en el caso del Impuesto Inmobiliario Rural, monto que tiene un promedio del 562% de alza en Buenos Aires y llegará al 300% en Santa Fe para grandes establecimientos.
La mayor recaudación, sin embargo, no beneficiará en forma mayoritaria a las provincias, sino a la Nación. En Buenos Aires, por el Inmobiliario Rural se recaudarán unos $ 450 millones y unos $ 2.370 millones se sumarán en concepto de Bienes Personales. Pero de esos más de $ 2.800 millones sólo el 36% quedará dentro de la provincia, mientras el 64% le corresponderá a la Nación.
Según Marcelo Capello, de Ieral (Fundación Mediterránea) , la mayor recaudación nacional irá a afrontar un gasto creciente. “La Argentina es el país que más aumentó su gasto público en la última década en América latina”, explicó. La suba fue de 10 puntos sobre el PIB. Así, la presión tributaria en el país llega en 2011 al 35,9% contra, por ejemplo, el 22,9% de 1993. Además, “si se suma la presión inflacionaria, ese porcentaje se eleva en dos puntos”, arrojando un resultado de 38%, sólo equivalente al de Brasil. Tal porcentaje es, por caso, del 29% en Chile; del 27% en Perú; 23% en Estados Unidos y 21% en Corea.
Según Capello, del total de la recaudación fiscal argentina, la participación de las provincias era del 45% a principios de los ’90 y cayó al 26% en 2011, “con un aumento de las transferencias discrecionales”, concluyó.
Ganadería
En el marco de la exposición ganadera también hubo espacio para el análisis de los tributos que paga este sector, en especial, las retenciones a las exportaciones. Según el economista Juan Manuel Garzón, de Ieral, “es necesario que se eliminen las retenciones a las exportaciones de carne”, que son del 15% desde marzo de 2006, porque su vigencia deterioró el negocio ganadero. El precio del promedio de seis cortes más consumidos aumentó 814% y el consumo per cápita cayó 12% desde 2001, mientras que el stock cayó en un millón de cabezas en diez años, cuando en Brasil, creció 22%. Además, en el período, las exportaciones se desplomaron, enumeró Garzón.