Con nevadas que superan la media histórica para la época, los productores ganaderos de la región de Cuyo y Patagonia enfrentan el desafío de sostener la estabilidad de los sistemas para evitar pérdidas. Desde el INTA brindan una serie de recomendaciones en un contexto de abundantes nevadas.
Para Francisco Milicevic -productor ganadero y médico veterinario del INTA Río Gallegos, Santa Cruz-, "entre los diversos eventos climáticos a los que se enfrentan los productores en la región, las nevadas son las más riesgosas dado que afectan directamente la estabilidad de los sistemas productivos ovinos".
En este sentido, aseguró que la intensidad de mortandad para las diferentes categorías de animales está determinada por diferentes factores como altitud, latitud, pendiente y orientación y viento, que son los que generan los mayores riesgos invernales.
"Las principales causas de muerte del ganado varían entre sofocación, stress, cetosis, inanición e hipotermia", indicó el especialista quien, además, agregó: "Las mayores pérdidas, generalmente, han ocurrido en campos de cordillera o en aquellos que se encuentran a más de 400 metros de altitud".
Por lo que aconsejó a los productores tener en cuenta la reserva de los campos de invernada evitando el sobrepastoreo y, de ser posible, migrar la hacienda a campos más bajos en dónde haya una menor cantidad de nieve. Para lo cual es "fundamental" tener los animales en buenas condiciones y evitar la presencia de animales seniles.
Para evitar pérdidas, Milicevic también recomendó estar siempre atentos al pronóstico meteorológico a fin de anticiparse y planificar tempranamente las acciones y necesidades ante eventuales nevadas. "Es imprescindible predecir la severidad del evento y actuar rápidamente ante las nevadas peligrosas", aconsejó.
Con respecto a la alimentación de los animales, indicó la necesidad de tener adecuadas reservas forrajeras para el invierno, preferiblemente dos años de stock. "El fardo convencional pareciera ser la forma más apropiada para almacenar forraje", recordó y advirtió que, si hay que comprar forraje, hacerlo rápidamente.
Ante la persistencia de nevadas, recomendó "mover los animales a modo de descubrir el pasto natural mediante el trajín e ir armando piños o grupos más grandes de ovejas, de existir, dirigirlos hacia los faldeos con orientación norte o del sol".
Y agregó: "Para alimentar a los ovinos después de la nevada se debe realizar con raciones de supervivencia tan rápido como sea posible", en especial con heno puesto que el volumen digestivo producto del material grosero colabora en la generación de calor.
A su vez, recordó la importancia de tener buenas comunicaciones entre los establecimientos y, de ser posible, contar con los equipos necesarios para el rescate y suplementación, así como accesos adecuados y mantenidos a los campos y a las áreas donde se encuentra almacenado el forraje.
"Es muy importante hablar con otros productores, trabajar juntos, recibir ayuda y consejos de profesionales experimentados para manejar mejor la situación para priorizar necesidades y acciones durante la emergencia", aconsejó Milicevic.
Un clima tan extremo como imprevisible
Marcados por la heterogeneidad y la imprevisibilidad del clima, los productores ganaderos de Cuyo y Patagonia se enfrentan cada año a eventos climáticos como las sequías, temporales y nevadas que afectan la estabilidad de los sistemas.
De acuerdo con los especialistas, las nevadas representan el mayor riesgo y, aún, la proximidad, duración y severidad resultan impredecibles. Esto se debe a que surgen como una combinación especial de factores climáticos, cada uno de ellos de difícil predicción individual.
Este año en particular, se registraron nevadas la nieve acumulada supera la media histórica para la época, lo que requiere de una atención especial por parte de los productores ganaderos.