El contratista de maquinaria y prestador de servicios agrícolas de estas tierras es sin duda el más eficiente del mundo. Desde hace décadas que su actividad se ha presentado como un negocio dentro de las características particulares de nuestro país, son una empresa itinerante. El contratista es un hombre que eligió la actividad por ser un fanático de los fierros y las labores del campo, sin superficie propia o en algunos casos siendo complemento de lo que siembra y cosecha para él. Es muy dedicado, no le importa estar lejos de casa, soporta la hostilidad del clima y maneja un capital en fierros y tecnología que suele ser lo único en su haber.
Se calcula que existen entre 8.000 y 10.000 contratistas de cosecha a lo largo de nuestro país. Existen más de 10.000 pulverizadoras autopropulsadas, que por el costo y amortización que poseen, o son de grandes estancias o propiedad de estos prestadores. Un criterio parecido para las sembradoras, que son 20.000. Y en la gama de forrajes, 1.200 picadoras, que cuestan lo mismo que una cosechadora.
Son los más eficientes del mundo, porque le dan uso anual elevadísimo a las máquinas. Y esto se debe a una tradición que viene los primeros colonos y porque la característica del territorio argentino –largo de norte a sur-, les permite trabajar durante distintas épocas por los distintos climas, trasladándose de norte a sur a lo largo de una campaña. Un contratista argentino le hace a una cosechadora, como mínimo, 3.500 horas por año. Lo que le lleva unas 750 horas de mínima. Un farmer americano le hace 300 horas por año, calculado porque ingresan máquinas al Uruguay desde Estados Unidos, con 4 años y 1.200 horas.
Hay que tener en cuenta que las máquinas en nuestro país salen en doble que en países como Méjico, y más del doble que en EE.UU. y Europa. Ello conlleva a que existan estos actores, que las compran para sacarle el máximo provecho. Muchas fábricas de Europa testean sus novedades en nuestro país ya que es parámetro de la vida útil de la máquina y cada uno de sus componentes. En el viejo continente se ven asociaciones de productores comprando máquinas para uso compartido, ya que las superficies de los campos suelen ser muy pequeñas.
Sin embargo, existen varios aspectos que deben mejorarse para que la eficiencia sea aún mayor. Mejorar la infraestructura para el traslado de los equipos de una zona a otra es fundamental e imperioso que se corrija. Es causal de muchos accidentes la circulación de los grandes equipos por las rutas. La ausencia de financiamiento con la que cuenta el contratista es notable, generalmente no recibe créditos de la banca porque por ahí no posee un inmueble. El tema de la capacitación también es muy importante, muchas veces los operarios no saben utilizar la máquina de una adecuada forma, y los avances en tecnología van hacia la facilitación de las tareas, pero entendiéndolas y usándolas con responsabilidad. Resulta muy triste ver que contratistas se han fundido, por el hecho de dejar de ser competitivos.
De todas formas, pinta un futuro prometedor para estos. Ya que su figura seguirá siendo siempre importante, solo se deberán aggiornar a las nuevas formas de producir. Deberán ser cada vez más profesionales, siempre en contacto e intercambiando información con el técnico y productor. No es un actor descartable, por la sencilla razón de que su negocio pasa por otro lado, están dispuestos a arriesgar un capital y trabajo muy valioso. ¡Que no se funda ni uno más!.