Según el Instituto para el Desarrollo Agroindustrial Argentino (IDAA), durante 2024, las exportaciones de carne vacuna registraron un incremento del 12,6%, alcanzando 941.843 toneladas, lo que representa el 30% de la producción total. Sin embargo, este récord exportador se dio en un contexto donde la demanda interna cayó un 15% interanual, situándose en 46,8 kilos por habitante, el nivel más bajo registrado en la historia reciente del consumo de carne vacuna en Argentina, reflejando el impacto de la crisis económica y los cambios en las preferencias alimenticias de la población.
Contracción en faena y producción
Los datos del IDAA también señalan que, durante los últimos 12 meses, la faena acumulada experimentó una caída del 6,3%, con un total de 13.755.500 cabezas procesadas, un descenso significativo respecto de las 14.676.917 del período anterior. Esta reducción impactó directamente en la producción de carne vacuna, que disminuyó un 5,5%, alcanzando 3.140.000 toneladas, lo que equivale a 160.000 toneladas menos que en el año anterior.
"La caída en la faena y la producción responde a un escenario económico adverso, donde los costos internos y la pérdida de poder adquisitivo limitan tanto la oferta como la demanda", explicó José María Romero, médico veterinario , exvicepresidente del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) y Ex Subsecretario de Ganadería y Producción animal de la Nación , quien destacó que la combinación de factores económicos, como la inflación y el aumento de costos en la cadena productiva, ha agravado la situación del sector cárnico. en los últimos años.
Cambios en el consumo interno
Por primera vez, el consumo de carne de pollo (49 kilos por habitante al año) superó al de carne vacuna, reflejando un cambio estructural en las preferencias alimenticias de los argentinos, impulsado por factores económicos. Este fenómeno no solo responde a los altos precios de la carne vacuna, sino también a una pérdida generalizada del poder adquisitivo.
"Cada argentino dejó de consumir cerca de 7 kilos de carne vacuna en comparación con años anteriores, lo que evidencia un deterioro en la accesibilidad económica y un cambio profundo en los hábitos alimenticios", destacó Romero.
Exportaciones con interrogantes
Si bien el exportador récord posiciona a Argentina como un proveedor destacado en el mercado global, las divisas generadas por estas ventas no superaron los ingresos obtenidos en años anteriores, lo que plantea dudas sobre la capacidad del sector para agregar valor a sus productos.
"El crecimiento de las exportaciones es más una consecuencia de la caída del consumo interno que de una mejora estructural en el sector. La sostenibilidad de este modelo depende de equilibrar el mercado externo con el interno", señaló el espec
Desafíos y perspectivas
El futuro del sector cárnico argentino dependerá de su capacidad para superar los desafíos actuales. En el ámbito internacional, el reto es fortalecer la competitividad a través de políticas que promuevan el valor agregado y consolidan la posición de Argentina en los mercados globales. En el mercado interno, es crucial implementar medidas que permitan recuperar el poder adquisitivo de los consumidores y garantizar el acceso a este alimento emblemático.
"Es fundamental mantener un equilibrio entre los mercados externos e internos. La carne vacuna no solo es un producto económico, sino también un símbolo cultural que forma parte de la identidad argentina. Abandonar el mercado interno comprometería no solo el consumo, sino también el arraigo cultural que la carne tiene en nuestra historia", concluyó
Con exportaciones en alza y un consumo interno en caída libre, el sector cárnico enfrenta un momento decisivo. Las políticas públicas y las estrategias empresariales que se implementen en los próximos años serán clave para definir el rumbo de esta industria esencial para la economía.