"Cuando el chancho vuele...", esa típica frase para contestar con ironía algún imposible, a partir de ahora tal vez debería pensarse dos veces antes de ser escupida así porque sí. Porque en el último tiempo el chancho entró en una etapa de despegue impensado que, hasta el momento, solo muestra un camino que apunta al cielo.
¿De qué hablamos? De la venta de la carne de cerdo, que en todo el país se viene incrementando alrededor de un kilo por año y por persona. "¡Muchísimo!", dicen los que saben. Una actividad "que hoy no tiene tope de crecimiento", agregan sin dudar.
Los cortes, frente a los tradicionales de vaca, compiten con precios más acomodados a la demanda y, aquí sí valen las comparaciones: comprar un kilo de carne picada de vaca hoy equivale a comprar dos kilos de la de cerdo. El matambre, el peceto, las costillas... "directamente vuelan" de las heladeras de las carnicerías.
Y cada vez más productores y emprendedores se suman a la actividad. Crece el interés al mismo ritmo que la incorporación de madres para la cría de lechones y capones en granjas y chacras de la región.
En Río Negro se cuenta con más de 10.000 madres en producción. Esta cifra representa casi el triple respecto a unos 15 años atrás. Ahora se está haciendo un nuevo mapeo de porcinos para tener una radiografía más cierta, apuntó Guillermo Gorsky, asesor técnico del Ministerio de Agricultura y Ganadería provincial. Pero se sabe que la actividad sigue en alza.
La inserción de productores frutícolas a la actividad porcina es uno de los últimos eslabones, más llamativos, que se sumaron a la cadena. Todos van por lo mismo: conquistar con éxito una alternativa productiva rentable.
"Como están las cosas en las chacras... algo hay que hacer. Por eso buscamos una actividad extra, por ahora estamos hace un año invirtiendo para crecer y apostar a esto", señaló uno de los criadores de la región.
Guillermo Molina de J.J. Gómez, Rodolfo Calvo de Ingeniero Huergo y Guillermo Fourcade de Roca, son productores pequeños. Desde los últimos años apostaron a unirse, junto con otra docena de emprendedores y conforman la asociación Sanhue que nuclea a criadores de gran parte del Alto Valle. Cada uno tiene su criadero, todavía con un puñado de madres, pero cada vez invierten más tiempo y ganas. Son más de una quincena los que integran el grupo y entre todos poseen más de un centenar de madres. Respetan la misma genética para poder brindar la misma oferta.
"Estamos trabajando en conjunto. Creemos que esa es una de las claves, estamos formando nuestros planteles para poder dedicarnos todos a esto, producir a mayor escala. Hasta el momento para la mayoría es una segunda actividad pero en este momento es muy rentable", contaron los productores.
"Por ahora cada uno vende lo que produce pero nos ayudamos entre todos", explicó Guillermo Molina.
"Los problemas que tenemos son los mismos, por eso nos unimos y nuestro objetivo es adquirir ejemplares de alta calidad genética para tener homogeneidad en nuestra oferta", señaló Fourcade.
Calvo además de productor porcino es profesor. "Busqué otra actividad alternativa y hace tiempo que estoy en esto y la verdad es que va muy bien. Entre todos colaboramos y nos ayudamos y hoy la actividad está pasando por un muy buen momento. Se vende más, hay gente que ya tiene la costumbre de consumo, pero otros quizá la compran porque la de vaca es más cara y la de cerdo sirve para sustituirla", opinó.
Mónica Felice, es veterinaria y técnica del programa Cambio Rural II del INTA. Recorre las chacras y establecimientos de la región todos los días y conoce con certeza cada recoveco de la actividad.
"Es sorprendente. Esto crece, tenemos muchas consultas de gente que ni siquiera conoce la actividad pero está interesada. Y esto pasa por varias razones, creo. Una es por el tema de la crisis de la fruticultura. De las actividades pecuarias esta es una de las más interesantes. Con una sola hembra al año, hay que pensar que puede dar entre 16 y 24 animales, lo cual no pasa ni con ovinos ni con vacunos", mencionó.
Bernardo Santos es uno de los productores más importantes en Valle Medio. Todo empezó como un "pasatiempo", contó, y hoy tiene su criadero en la zona rural de Luis Beltrán con 60 madres.
Investigó largamente sobre la actividad, se contactó con otros productores y veterinarios y apostó por "buscar genética y mejorar lo que estaba haciendo". "Luego me di cuenta de que necesitaba instalaciones apropiadas y así construí una maternidad y ahora estoy construyendo un galpón de recría", indicó Santos de Granja La Carmela.
Hoy "existen buenas perspectivas porque la carne de cerdo se está consumiendo más y es más económica", sostuvo, pero "en Valle Medio será importante la incorporación de la faena de cerdos en el matadero municipal de Luis Beltrán, en el cual se hicieron reformas para este fin y en un corto plazo se podrá faenar allí. Esto será algo primordial para el posicionamiento de la actividad de cría de cerdos en la zona".
Limitantes
Felice explicó que no todo es color de rosa, y claramente hay "limitantes" que afectan al sector: "principalmente la comercialización, hay poca industria. Como tenemos el problema de la industria frigorífica en la provincia, que condiciona bastante la llegada del pequeño productor al consumidor directo. Llegar a la carnicería a veces no es tan sencillo, y el productor todavía no está tan acostumbrado a la comercialización de capones para fresco. El lechón es más dinámico en cuanto a su faena, es algo que se hace muy doméstico, con esa ventaja para el productor, pero con la desventaja para un riesgo sanitario".