La aplicación aérea para el combate de Tucura es la mejor opción para trabajar debido a su rapidez, eficacia y versatilidad. En Olavarría trabajan de manera coordinada entre el sector público y privado contra esta plaga que tanto daño puede causar sobre todo a la producción ganadera.
El Control de Tucura en Olavarría, provincia de Buenos Aires, es un modelo a seguir. Desde la Federación Argentina de Cámaras Agroaéreas (Fearca) hablamos con algunos de los protagonistas de este convenio público/privado, quienes nos contaron cómo se combate este insecto, cómo afecta a la ganadería y por qué el avión tiene un rol fundamental, entre otros temas.
En la actual campaña de tucura se encuentran las empresas Maquieira Fumigaciones, Aviación Agrícola Argentina y Ayres del Sur S.A. Es importante destacar que, en esta campaña, entre las tres empresas que trabajan en el Plan de Control de Tucuras van a realizar unas 75 mil hectáreas, aproximadamente, de aplicación efectiva y estarían cubriendo unas 101 mil hectáreas de aplicación total.
Un modelo a replicar
Hugo Santonja, Director de Desarrollo Agropecuario de la Municipalidad de Olavarría y Secretario de la Comisión de Lucha contra las Plagas y Malezas contó a Fearca cómo comenzó este gran trabajo público/privado que realizan en la zona.
La historia con el trabajo de Tucuras de la comisión se inicia a partir de la crisis del 2008/9 que fueron dos años de una seca muy intensa y donde hubo un muy importante crecimiento poblacional de tucuras. Dentro de este nombre genérico de tucuras, que abarca más de 200 especies, reaparece en el escenario una de las más agresiva y que genera mayor daño a la producción, la Dichroplus maculipennis. Según estudios realizados por profesionales de la Universidad de La Plata en el Partido de Benito Juárez, esta especie prácticamente había desaparecido del escenario a lo largo de trece campañas. "A partir de ese momento, se realizaron campañas de aplicación con asistencia económica por parte del gobierno provincial, de ese momento, pero, lamentablemente, se realizaron muy tarde porque era prácticamente salir a apagar un incendio", contó Santonja y señaló que "a partir de entonces la Comisión de Lucha Contra las Plagas de Olavarría resolvió no esperar a que se produjesen en campañas sucesivas nuevamente estas explosiones de población de tucura como para realizar alguna tarea de control". Fue así que, a partir de ese año, se implementó en la campaña 2009/10 un sistema de monitoreo de desoves, es decir recorrer el partido en búsqueda de los desoves y poder determinar las áreas donde encontrarlos. "Se toman muestras de los distintos lugares y se instala en la ciudad de Olavarría una estación de alarma para determinar el momento de los nacimientos de tucuras", explicó Santonja y describió: "Esto se hace con un equipo técnico que contrata la comisión de lucha conformado por cuatro ingenieros agrónomos, contratados específicamente para la campaña de control". De esta manera, se observa en los meses de septiembre y octubre los primeros nacimientos, ahí se empieza el trabajo de recorrida por los distintos puntos del partido para corroborar los nacimientos y, mediante el uso de red entomológica, tener una idea de cuánto, qué densidad o dónde estaban las zonas con mayor concentración de nacimientos. "En base a eso se planificó una campaña de control en la cual por un trabajo previo, que se realizó en todas las comunidades rurales y con las instituciones del medio, se conformó en el Consejo Deliberante una reunión donde se expuso el problema, contando con la aceptación de parte del ejecutivo de establecer una tasa destinada al control de tucuras", recordó Santonja y explicó que "en este caso el municipio era el ente recaudador, se distribuía esa cuota aportada por el 100% de los productores del partido". "Ese fue el inicio", contó Santonja y explicó que "año a año se fue evolucionando, se fueron incorporando metodologías nuevas como la técnica del semicírculo que es una metodología que sirve para determinar la densidad de desoves". Esto significa que el equipo técnico identifica una zona de desoves y puede, a través de esta metodología, hacer una estimación de cuánto es la cantidad de desoves estimada que hay por unidad de superficie. Con eso se construyen los mapas de mayor concentración de desoves y, posteriormente, cuando se inician los nacimientos de estos insectos se inician las tareas de monitoreo de población y seguimiento. Ahí se determinan las zonas críticas y luego toda la logística de la campaña de aplicación. Es así que desde la campaña 2009/10 se vienen realizando estas tareas de control. "Hubo en el medio tres campañas donde se consideró, en base a los estudios realizados, que el nivel de población no alcanzaba valores de riesgo, pero lo que sí vimos posteriormente es que hubo un efecto rebote en el crecimiento de la población por ende, a partir de ese momento, se resolvió hacer las tareas de control específicas todos los años", contó Santonja. De esta manera, "llegamos a esta campaña que hemos iniciado la semana pasada de aplicación de insecticidas en áreas específicas determinadas por el equipo técnico donde también se fue agregando toda la tecnología satelital", sostuvo Santonja y explicó que "hoy trabajamos con toda la información satelital y de imágenes donde el equipo técnico le entrega a las empresas aeroaplicadoras el software con los lugares dónde aplicar, dentro de esos lotes adónde se aplica, en qué lugares tienen que cortar la aplicación ya sea porque hay un curso de agua, una población, una escuela, hay un monte donde posiblemente haya apiarios y también se determina la ubicación de los apiarios".
Asimismo, también hay zonas específicas, los suelos ganaderos que es donde están concentradas las tucuras en estas etapas iniciales de su desarrollo, ahí se trabaja por ambiente, es decir en los suelos más altos no se aplica pero sí en los más bajos. Este trabajo se realiza en forma conjunta con el municipio, la asociación de ingenieros agrónomos, el INTA, las instituciones que representan los productores como la Rural y dos cooperativas, el Círculo de Veterinarios y la Asociación de Productores Apícolas. "Trabajamos en una mesa donde todos vemos qué rol nos toca desempeñar a cada uno y hemos logrado trabajar con el consenso de todos los productores agropecuarios y la aplicación de un sistema solidario donde aportan el 100% de los productores pero con un diferencial de pago en aquellos campos donde, por su altitud y su estructura sabemos que nunca va a tener problema de tucura y la zona donde se concentran los nacimientos y se hace la aplicación, que son generalmente los suelos ganaderos, los productores de los cuales se le aplica el producto pagan una tasa mayor. Por ejemplo, el costo por hectárea por mes es el equivalente a la cuota solidaria que son 40 gramos de carne por hectárea por mes, mientras que los establecimientos donde se aplica el producto la tasa sube a 117 gramos por hectárea por mes. "Esto es un costo que lo referenciamos a producción porque básicamente lo que más afecta es la producción ganadera y, en menor escala, a la producción agrícola que se ve afectada en años de gran sequía", detalló Santonja.
El aeroaplicador, miembro fundamental en el combate contra la tucura
El aeroaplicador Jorge Maquieira, titular de Maquieira Fumigaciones y socio de Fearca, contó en qué consiste el convenio público/privado para el combate de tucuras. "El municipio de Olavarría creó una comisión de lucha contra plagas, que es quien se encarga de cobrar un canon a los productores para poder solventar las aplicaciones aéreas para controlar", sostuvo Maquieira y explicó que "la comisión monitorea todo el año el movimiento de este insecto". En 2008 se hicieron 20 mil hectáreas sin equipo técnico y la primera campaña con la modalidad actual fue en 2009.
"Es un plan en conjunto público/privado porque la municipalidad se encarga del monitoreo y armar la logística de la campaña y las aplicaciones las realizan empresas privadas", detalló Maquieira y explicó que "los actores que intervienen son el municipio, la comisión de lucha contra plagas, los dueños de los campos y las empresas de servicios y venta de insumos".
Por su parte, el piloto aeroaplicador, titular de Aviación Agrícola Argentina y socio de Fearca, Raúl Monferrer, también es uno de los involucrados en el combate de esta plaga. "La tucura es un insecto que nace en una superficie bastante importante por eso es necesaria la aplicación aérea para combatirla en tiempo y forma", sostuvo Monferrer y explicó que "desde que se comienzan las aplicaciones hay entre 20 días a un mes para poder hacer el tratamiento". Por otro lado, destacó que "el avión es importante porque necesariamente hay que hacerlo de manera inmediata y fundamentalmente porque los terrenos a donde uno trabaja la tierra no se hicieron laboreos, son campos naturales en su gran mayoría". Asimismo, explicó que "el trabajo lo determinan los ingenieros, que son parte de la comisión de lucha de la Tucura, las zonas a tratar y se fabrican polígonos".
Por otro lado, Monferrer sostuvo que "el problema que causa la tucura es que come la poca vegetación que existe que es el alimento de los animales, ya sean vaca, caballo, oveja" y resaltó que "al combatirla se libera la zona para que la tucura no coma lo que va a comer la vaca, muy importante para el productor ganadero porque se asegura tener el pasto necesario para todo el año".
Es importante destacar que la tucura de acá se convierte en saltona y se traslada muy poco, a diferencia de la quebrachera. "Hay que tratarla cuando está en la etapa saltona, antes de llegar a voladora", explicó Monferrer.
Erminio Rodríguez, es el titular de Ayres del Sur S. A., la empresa familiar que empezó con esta actividad hace ya 42 años. Fueron pioneros de la certificación de la empresa con la Norma ISO 9001 2000 y desde hace dos años sumaron la Norma IRAM 14130-3 de Buenas Prácticas Agrícolas. "Comenzamos los primeros años con aplicaciones aéreas y luego sumamos las aplicaciones terrestres", contó Rodríguez y explicó que "tuvimos, en distintos destinos, varias sucursales y en todo este tiempo aplicamos más de 10 millones de hectáreas". Erminio Rodríguez es uno de los tres aeroaplicadores que está a cargo del control de tucura en Olavarría. "Realizamos muchas campañas contra la tucura en diversos partidos de la Provincia de Buenos Aires y, en su gran mayoría, con alianzas de trabajo con otras empresas colegas", contó Rodriguez y sostuvo: "La aplicación aérea para el control de tucura es fundamental y mucho más efectiva que una terrestre porque la tucura es una plaga muy agresiva y depredadora de pastos naturales y cultivos que se traslada permanentemente y, llegado el momento y estado de la plaga, su control debe ser muy rápido para ser eficaz, es necesario controlar el ataque y bajar el umbral en muy poco tiempo", opinó Rodríguez y aseguró que "ese es uno de los motivos por el cual el uso del avión aeroaplicador pasa a ser una herramienta fundamental, por la velocidad para realizar las aplicaciones, por la gran capacidad de trabajo, por la super eficacia que se logra al agrandar las franjas de trabajos para este tipo de tratamiento". Cabe aclarar que, además de bajar los costos le da un plus muy importante al productor porque también necesita menos uso de productos fitosanitarios, se suele aplicar al 60% o 75 % más de cobertura, cosa que con otro tipo de equipamiento no se podría lograr.
La tucura cuando está en la última etapa de su ciclo es muy feroz, muy depredadora y en cuestión de días el productor puede perder todo el pasto con el que contaba para alimentar a su ganado. "Generalmente en años de sequía esto se multiplica porque los cultivos o pastos de campos naturales, se desarrollan muy poco, muy lentos, por lo cual el ataque de la tucura es mortal para el sistema ganadero", detalló Rodríguez y opinó que "es fundamental este tipo de campañas masivas de tucura y creo que es un buen ejemplo que deberían replicar otros partidos, Olavarría es el único que lo hizo ininterrumpidamente en los últimos doce años".