Una oferta muy reducida, tanto en calidad y cantidad, es lo único que sostiene el mercado ganadero. A la retención en marcha se le ha agregado el efecto de las lluvias, con caminos cortados, movimientos de hacienda diferidos, inconvenientes para trabajar con el ganado o para darle de comer, atraso en los engordes, barro y dificultades en el campo y en los feedlots.
Todo el sistema está trabajando bajo una gran presión, derivada de la ociosidad, del fuerte aumento de los costos, de las dificultades de cobranza y del alto costo del dinero. La industria frigorífica debe enfrentar aumentos salariales y energéticos que se dan con una baja marginal del cuero, y con caídas en la faena que aumentan el peso de los costos fijos.
Matarifes y abastecedores ven que los márgenes se han reducido considerablemente y crece el peligro de incobrabilidad de los carniceros, con muchas bocas minoristas que, con la caída de las ventas, ya no son viables.
Novillo “caro”
La exportación ve con preocupación el retroceso del tipo de cambio, que lleva a que nuestro novillo sea el más caro por lejos de la región. Suben los salarios y se duplica-cuadriplica el costo de la energía, pero se confía en que la escasez actual de novillos y vacas, que dificulta tanto armar las faenas, se revierta en los próximos meses.
Todos esperan que esta escasez de ganado, que tensa toda la cadena de la carne, cambie en algún momento.
El consumo interno está muy débil, pero la oferta ganadera es baja y no da margen para forzar caídas en el precio del ganado, que sería lo que aliviaría las tensiones actuales en todo el mercado. Todo el sistema está preparado para faenar y procesar 13 millones ó 14 millones de cabezas y este año la matanza no va a superar los 11,6 millones de cabezas.
El peso medio está aumentando: hay más novillos, menos novillitos y terneros en la faena, pero esto compensa sólo parcialmente la fuerte caída de la matanza. El cierre de 150 frigoríficos no alcanza para que los que han sobrevivido dispongan de la hacienda suficiente para llegar al punto de equilibrio de cada planta.
Preñeces
Los primeros registros de los tactos, dados a conocer en los últimos días de marzo, arrojaban en principio resultados positivos.
Ahora, con mucho atraso a causa de las lluvias extraordinarias de abril, se van conociendo más porcentajes, que marcan que en la mayor parte del país –toda el área que no se inundó– la preñez fue igual o algo mejor a la del año anterior; pero en otras zonas, como parte de la Cuenca del Salado y el sur de Corrientes, los tactos arrojaron en muchos casos caídas de entre cinco y siete puntos en la preñez.
Pese al excelente estado corporal de los vientres al momento del tacto, es evidente que las inundaciones afectaron el éxito del servicio, al atrasarse los celos –todo venía atrasado de la inundación de 2014– y quedar mucha vaca parida tarde expuesta a los calores de diciembre y enero.
Estos malos resultados, que se han dado en zonas con una gran densidad de vientres, hacen pensar que, pese a que en la última primavera se incrementó en el país el número de vacas expuestas a servicio, el resultado de la preñez a nivel nacional difícilmente repita los buenos registros del año anterior.
Después de dos años “Niño” muy buenos para el servicio, el cual en un 85-90 por ciento se da sobre campo natural, la próxima parición y servicio (primavera 2016) se podría dar después de un invierno más frío que el anterior y de una primavera-verano más secos que en el 2015.