Frente a este escenario, surgió la idea de transformar los residuos orgánicos en sustratos inteligentes para la actividad viverista. Convertir este proyecto en una tecnología con beneficios para la comunidad es el objetivo de Agrobio Loop S.A., la primera empresa de base tecnológica -EBT- incubada en el Nodo de Innovación Cuyo Microbiotech INTA.
"Estamos en permanente desarrollo e innovación. Nuestro insumo principal es el conocimiento", señaló Cecilia Salinas -especialista en el desarrollo de bioproductos a partir del reciclaje de residuos orgánicos y una de las fundadoras de Agrobio Loop S.A.-. Y agregó: "Nuestra propuesta de valor se encuadra en ofrecer sustratos de alto rendimiento, sustentables, con diseño biotecnológico, funcionales y precisos para cada especie y momento vegetativo, a partir de un subproducto sin valor".
Según detalló Salinas, "a partir de los residuos de las diversas agroindustrias y con el apoyo de la empresa DERVINSA, nuestro socio estratégico que acopia y transforma grandes biomasas, diseñamos sustratos inteligentes para plantas cultivadas en viveros. Son considerados inteligentes porque se crean especialmente para cada especie de planta y su necesidad según el momento fenológico: ya sea para la etapa de la germinación, de la plantación o de crecimiento".
A su vez, de acuerdo con diversos estudios del INTA, "estos sustratos inteligentes presentan valores de productividad, de expresión vegetativa y de germinación para esas especies significativamente altos respecto a los sustratos que se preparan sin esta tecnología y sin este conocimiento".
Salinas dio un paso más al especificar que "los sustratos tienen un diseño preciso y específico según los requerimientos de cada especie vegetal teniendo en cuenta, además, las características del lugar donde serán cultivadas, así como del mercado en el que se comercializará esa especie vegetal". Además, agregó: "Se obtienen a partir de las diversas transformaciones biológicas que genera el compostaje, así como el uso de la composición de microorganismos benéficos y funcionales".
Por su parte, Analía Díaz Bruno -directora ejecutiva del Nodo de Innovación Cuyo Microbiotech INTA- celebró esta idea proyecto de triple impacto positivo para la región: económico, ambiental y social que logró convertirse en una tecnología disponible para la comunidad a partir del acompañamiento del INTA.
Para Díaz Bruno, "se trata de un desarrollo biotecnológico de gran impacto y con características únicas que lo distinguen del resto de los productos disponibles en el mercado". En este sentido, reconoció la importancia de "transformar un residuo en un insumo que, al agregarle valor, se obtiene un producto único, de calidad, con alto potencial y disponible para la sociedad. Un verdadero ejemplo de economía circular".