En el año 1992 se firmó la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC). Tal hecho es mencionado como el paso inicial en pos de combatir los cambios que muestra el clima a nivel mundial. El Objetivo de tal Convención es “la estabilización de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera a un nivel que impida interferencias antropógenas peligrosas en el sistema climático” esto debido a que a los mencionados gases se atribuye la principal causa de este evento.
Los Gases de Efecto Invernadero (GEIs) más importantes son: dióxido de carbono (CO2) metano (CH4), óxido nitroso (N2O) clorofluorcarbonos (CFC) y ozono (O3). Vale decir que gracias a ellos estamos vivos sobre la superficie de la tierra y tenemos los sistemas productivos que tenemos además de selvas bosques y demás. El problema surge debido a que las actividades desarrolladas por el hombre durante los últimos años han generado una mayor cantidad de algunos de éstos respecto de lo que la atmósfera es capaz de absorber. Esta sería entonces la causa de las alteraciones climáticas observadas durante los últimos años.
Una publicación del INTA realizada por el Ing. Agr. Jorge Hilbert y el Ing. Ind. Sebastián Galbusera menciona la existencia de directrices para la realización de inventarios de GEIs realizadas por un Grupo Intergubernamental de expertos para cuantificar la generación de los mismos. Luego mencionan que a nivel de nuestro país existen a la fecha cuatro inventarios publicados, el último del año 2000 (aunque existen dos más aun no publicados, 2010 y 2012) según el cual el 46,8 % es aportado por el rubro energético y el 44,3 % por el sector agrícola ganadero.
“Entre los principales emisores de CO2 equivalente se encuentra la combustión de hidrocarburos fósiles en las actividades de generación de energía, el transporte y el agro, y de las emisiones fugitivas de metano asociadas con los procesos de extracción de petróleo y gas.”
No es intención de esta nota discutir asuntos relacionados con la matriz energética sino hacer referencia a las posibilidades que tiene el sector agropecuario y el transporte asociado.
¿Cómo estamos?
Muchos hemos escuchado hablar de los motores Tier 2 y Tier 3 de tractores, cosechadoras y otras máquinas además de camiones; y muchos seguramente, también de aquellos que cumplen la exigente norma Tier 4 en sus dos fases. Las mencionadas normas fueron desarrolladas en USA y determinan el nivel de contaminación que los motores diesel pueden generar en función de la potencia que generan. De un modo similar existen las normas Euro, en este caso generadas por la CEE para los motores que se utilizan en aquella región, sean de producción local o no.
La República Argentina ratificó la CMNUCC el 11 de marzo de 1994 a través de la ley 24.295, en cuyo Articulo 1 define al cambio climático como “un cambio de clima atribuido directa o indirectamente a la actividad humana que altera la composición de la atmósfera mundial y que se suma a la variabilidad natural del clima observada durante períodos de tiempo comparables.” Pero nada se ha hecho desde entonces en cuanto a la normativa de emisiones de gases para ningún motor. Tenemos en nuestros campos y rutas motores más amigables con el medio ambiente gracias a que los desarrollos de empresas extranjeras han sido incorporados y traídos a nuestro país; en algunos casos también existe producción nacional. Pero, como sucede en muchas situaciones, los motores amigables mencionados ya no son utilizables en Europa y USA. Sí leyó bien, los motores que cumplen la normativa Tier 3 están prohibidos desde el año 2012. La legislación europea permite su montaje sobre equipos con destino exportación pero no la comercialización dentro de la comunidad, lo mismo ocurre en USA.
Algunos datos
Un motor Tier 3 genera como máximo 4 gr/Kwh de óxidos de nitrógeno mientras que el límite de un motor que cumple la norma Tier 4 inicial es de 2 gr/Kwh y la etapa final de esta norma Tier 4, vigente y obligatoria en USA y Europa (Euro IV) desde este año 2014, solo permite la emisión de 0.5 gr/Kwh de óxidos de nitrógeno. Tan solo un 12,5 % de lo que generan el 95 % de los motores de máquinas nuevas comercializadas en nuestro país.
Algo similar ocurre con las partículas en suspensión (PM), se trata aquí de minúsculas partículas de carbono y otras sustancias tóxicas que se generan en procesos de combustión incompleta del carburante, por ejemplo, durante la combustión a bajas temperaturas.
Estas normas de emisiones son también válidas para los vehículos de transporte y particulares, no solo para motores en máquinas agrícolas y viales.
Ganadería.
Otro de los GEIs mencionado es el metano, es sabido que los rumiantes generan gran cantidad de este gas por su proceso natural de digestión del alimento, producto del consumo de fibra. Muy difícil resulta por tanto (por no decir imposible) intentar reducir esta producción. En diálogo con el Ing. Agr. Hernán García Kairuz de CHACRA TV, el Ing. Agr. Cristian Feldkamp Coordinador de Ganadería de CREA explicó que en este asunto resulta importante analizar la eficiencia del sistema y la relación entre la cantidad de metano producido y la cantidad de carne producida. En este sentido ACREA realizó y presentó al Ministerio de Agricultura un trabajo donde queda claro que el sistema ganadero argentino está muy bien ranqueado con respecto a la eficiencia mencionada, incluso por encima de Brasil, y en un 50 % de lo que la FAO estima de emisión por kilo de carne producida a nivel global.
Aun así es posible mejorar este índice y reducir la emisión de gases por kilo de carne producida de modo de acercarnos a esa sustentabilidad tan buscada, así lo dejó en claro Feldkamp.