El gobierno nacional redujo a la mitad las retenciones a las exportaciones de biodiésel y se dispararon las ventas de las empresas del sector, que incluyen a gigantes como Cargill, Bunge, Dreyfus y Glencore, así como a las locales Molinos Río de la Plata y Vicentín.
El presidente de la Cámara Argentina de Biocombustibles (Carbio) Luis Zubizarreta, celebró ayer la medida y consideró que el nuevo nivel de retenciones, del 11,07% representa “la alícuota que necesitábamos para ser competitivos”.
La baja de los derechos de exportación era esperada por las fabricantes del biocombustible basado en aceite de soja, y si bien el dato circuló en el último mes, hasta que no se efectivizó la medida, que la AFIP hizo pública a los exportadores ayer a través de su flamante Sistema Informático Malvina, la alícuota de retención seguía siendo de poco más del 21 por ciento. Tras conocer el nuevo tributo, las empresas se lanzaron a concretar ventas y alcanzaron un volumen de 100.000 toneladas en un día, volumen equivalente al 6% del total exportado en todo 2013, según fuentes del sector. Las ventas fueron a diversos destinos, exceptuando a Europa, que mantiene cerradas sus compras.
A fines de 2012, el gobierno nacional anunció la implementación de retenciones móviles a las exportaciones de biodiésel, pero los empresarios esperan que la nueva alícuota se mantenga por un período de, al menos, seis meses, para darle previsibilidad al comercio exterior.
El negocio local de biodiésel inició una senda descendente en 2012, que aún no logra revertir.
A principios de ese año, se intensificaron los conflictos con Europa por las restricciones del bloque a la importación de biodiésel argentino, cuando era principal destino de las ventas nacionales.
En agosto de ese mismo año, el gobierno argentino subió fuertemente las retenciones a las exportaciones (y luego las hizo móviles) y bajó los precios internos. El valor al que las petroleras compran biodiésel para cortarlo obligatoriamente con gasoil está regulado por la secretaría de Energía.
Ahora, la baja de retenciones se suma a una serie de incentivos con el que el Gobierno busca reimpulsar al sector.
Hace un mes, la Presidenta Cristina Fernández envío al Congreso un proyecto de ley para eximir al biodiésel de los impuestos internos a los combustibles, lo que allana el camino para una mayor integración del producto en la matriz energética nacional. La medida, que apunta a aliviar al producto del pago de la alícuota del 22% al biodiésel para la generación eléctrica y del 19% de la tasa del combustible hasta el 31 de diciembre de 2015, se convertirá en ley en no más de dos semanas.
En diciembre de 2013, una resolución de la Secretaría de Energía, obligó a las petroleras a cortar el gasoil con un 10% de su sustituto “verde” (contra cerca del 7% con el que se venía adicionando al combustible) a partir de febrero de este año.
Incluyó también en ese esquema, con igual proporción a las empresas “en las cuales sea técnicamente posible la utilización de biodiésel para la generación eléctrica”.