Para evitar los dos puertos más congestionados de Brasil, los camiones deben desviarse unos 1600 kilómetros para llevar las cosechas de soja al extremo sur del país donde las filas de espera son hasta un mes más cortas, dijo un agente de embarques.
Esta situación evidencia los problemas que enfrenta este año el sector para lidiar con problemas logísticos ante un alza en la producción de soja y la falta de infraestructura.
La cosecha de soja (de unos 83 millones de toneladas), al menos un 25% mayor que el año pasado, puso en jaque la infraestructura de esos puertos, con filas de barcos esperando en el embarcadero y cientos de camiones varados para descargar.
"Esto no suele ocurrir", dijo la encargada de prensa del puerto Río Grande, Loriana Garibaldi. "Se debe a las filas en otros puertos. Aquí el tiempo de espera es mucho menor", declaró.
Fuerte costo
Las largas esperas han tenido un fuerte costo para Brasil y su mayor comprador de soja, China, canceló algunos cargamentos para comprar en los Estados Unidos. También ensombreció un buen año para la soja en Brasil, que destronará a los Estados Unidos como el mayor productor gracias a la investigación para aumentar los rendimientos.
Optar por Río Grande, donde las filas son más cortas que en los dos puertos principales Santos, en el estado de Sao Paulo, y Paranagua, en el vecino Paraná, reduce los costos de demora en los embarques y pagos a la tripulación, compensando los gastos de un viaje más largo. Se suelen pagar entre 15.000 y 25.000 dólares diarios en gastos por demora o arriendo de embarcaciones.
La fila de buques en el puerto de Río Grande, en el estado sureño de Río Grande do Sul, es unas tres veces más grande que un año atrás, según la agencia SA Commodities/Unimar, que hasta la semana pasada tenía 46 barcos a la espera. Pero esa fila es apenas la mitad de la que hay en Paranagua y menor a la de Santos, con 59 barcos en espera. "Río Grande tiene una buena infraestructura y está cerca del sudeste, por lo que están mandando muchos buques para allá", dijo Isis Markarian, representante de la compañía en el puerto de Santos, el más grande de Brasil.
Aunque el cargamento adicional es una buena noticia para Río Grande, el sector de granos busca inversión en vías férreas y puertos, además de la extensión de una ruta desde el cinturón granero del centro occidental.