El manejo de la nutrición es un aspecto fundamental en el rodeo de cría, íntimamente relacionado con las posibilidades de lograr altos porcentajes de preñez y destete. Sin embargo, esto no significa brindar una alimentación abundante al costo que sea y en cualquier momento. Por el contrario, existen diversas estrategias de manejo que se adecuan a las condiciones anuales y a los recursos disponibles y permiten cubrir satisfactoriamente los requerimientos nutricionales de los vientres, que son muy distintos a lo largo del ciclo reproductivo. Es decir, son estrategias que permiten otorgar a los animales el tipo y la cantidad de forraje que necesitan en cada estadio fisiológico.
La vaca de cría tiene una gran tolerancia a la restricción nutricional a lo largo del año (tanto en cantidad como en calidad como en calidad), en concordancia con los estadios fisiológicos de menores requerimientos. Dentro del ciclo productivo, una adecuada nutrición en los momentos de mayor demanda es el factor más relevante para el logro de altos índices reproductivos.
Los momentos de mayores requerimientos se encuentran definidos por el último tercio de gestación (en el cual la carencia influye directamente sobre el intervalo entre el primer parto y el primer celo) y el período de lactancia posparto, en el que la desnutrición repercute sobre el grado de concepción logrado en el primer servicio.
En este sentido, el manejo de la condición corporal resulta una herramienta útil para realizar un manejo eficiente de la nutrición del rodeo, y asignar los recursos disponibles en función de los requerimientos fisiológicos de mayor impacto sobre la producción de carne del establecimiento.
Existen fundamentalmente dos escalas para la clasificación de la condición corporal, que se graduan del 1 al 5 y del 1 al 9. Ambas se basan en la observación de rasgos similares: deposición de grasa en la estructura ósea general, huesos de la cadera, base de la cola, costillas punta de la cadera, apófisis espinosas y transversales (prolongaciones óseas de las vértebras hacia arriba y hacia los costados, respectivamente).
Condición corporal y nutrición
La utilización de esta herramienta parte del criterio de que la alimentación y la condición corporal de la vaca se encuentran íntimamente relacionadas.
La condición corporal de un animal resulta de la cantidad de tejido de reserva que dispone; es decir, de la proporción de grasa presente en el cuerpo. El tejido de reserva es consecuencia del estado nutricional de los animales, efecto del balance entre el consumo de energía y su utilización. Cuando los saldos son positivos, la energía excedente se tranforma en tejido corporal y reservas grasas. Cuando es negativo, el animal cubrirá las demandas insatisfechas a partir del consumo de sus propias reservas corporales. Por tal motivo, la proporción de reservas del animal es uno de los indicadores más eficientes para definir su estado nutricional.
Diferentes estudios demostraron la relevancia de la condición corporal sobre el desempeño reproductivo de la vaca. Para su mejor comprensión, se consideran los efectos de la condición corporal sobre los índices reproductivos y la evolución del peso corporal en distintos estadíos fisiológicos. De esta manera, se cuenta con una base técnica para lograr el nivel de nutrición mínimo en el momento requerido para que los vientres maximicen su resultado reproductivo.
Conclusiones
Frente a situaciones de sequía y escasez ocasional de forraje, esta herramienta permite tomar determinaciones rápidas y oportunas haciendo más eficiente el apoyo nutricional en el período que se determinan los índices reproductivos. En este sentido, es conveniente cualquier alternativa, incluso de suplementación que involucre un costo inferior al del mantenimiento de un vientre improductivo durante un ejercicio entero.