"Tener más oferta de granos o más fuentes de donde comprar va a tender a amesetar los picos de precios y aplanar su curva". Así lo aseguró Horacio Busanello, CEO de Los Grobo, en relación con la decisión oficial de volver a permitir la importación temporaria de soja, tal como se publicó en el Boletín Oficial el lunes pasado.
En ese sentido sostuvo que "antes, los crushers locales podían comprar sólo en el mercado local y éste hacía valer su masa crítica. Ahora pueden optar por comprar a Paraguay y, en menor medida, a Uruguay. O sea que ellos tienen más opciones para comprar a diferentes precios. Hasta ayer estaban atados un 100% al mercado local y su juego es comprar lo más barato posible".
Si bien desde el Gobierno aseguran que no va a repercutir en el mercado local, y que la decisión de permitir soja de países vecinos es para aprovechar la capacidad ociosa instalada, Busanello opinó que ya en el pasado las compras de la oleaginosa a Paraguay llevó a que los productores locales se quejaran porque la industria no convalidaba el precio.
Periodista: ¿Cuándo se utilizó la modalidad de importar soja desde países vecinos?
Horacio Busanello: Históricamente se importó soja bajo la modalidad de importación temporaria desde Paraguay para cubrir la capacidad ociosa de las enormes plantas procesadoras de Rosario. Hay que recordar que la Argentina tiene las plantas más grandes y eficientes del planeta concentradas en un solo puerto pero necesitan operar a un mínimo de capacidad. Esto permitía optimizar la producción y generar valor agregado bajo la forma de harinas y aceites (eventualmente biodiésel). El transporte se hacía por barcaza desde el vecino país de una manera muy eficiente. Esto era así porque el volumen de la cosecha paraguaya, si bien iba in crescendo, no ameritaba la construcción de una planta procesadora aguas arriba. El régimen de importación temporaria estuvo vigente durante varios años. Importar bajo la modalidad definitiva no deja margen para el negocio salvo el hecho puntual de mantener la planta andando y optimizar producción. No es sustentable económicamente.
P.: ¿Por qué se interrumpió?
H.B.: En algún momento los productores locales se quejaban de que los grandes procesadores llenaban las plantas desde el exterior y no convalidaban precios altos en el mercado local importando soja bajo la modalidad temporaria. Es decir, sin pagar derechos de importación para luego exportarla una vez procesada bajo la forma de harina y aceite. En un punto del Gobierno K se prohibieron las importaciones temporarias ya que dilataban las compras locales y su exportación por lo que se retrasaba el ingreso de las retenciones. En el fondo era un tema de caja. El anuncio de la prohibición fue el 6 de abril de 2009 y se negoció un pequeño retraso en la implementación por compromisos previos. Todo fue muy sorpresivo.
P.: Es decir que repercutió en los precios locales, hecho que puede volver a ocurrir...
H.B.: Tener más oferta de granos o más fuentes de dónde comprar va a tender a amesetar los picos de precios y aplanar su curva. Antes, los crushers locales podían comprar sólo en el mercado local y éste hacia valer su masa crítica. Ahora pueden optar por comprar a Paraguay y, en menor medida, a Uruguay. O sea que ellos tienen más opciones para comprar a diferentes precios. Hasta ayer estaban atados 100% al mercado local y su juego es comprar lo más barato posible.
P.: ¿Avanzó Paraguay con la construcción de plantas de procesamiento?
H.B.: Ya desde 2007 ADM mencionaba inversiones en crushing en Paraguay. Recuerdo haberlo hablado con su management en una visita a sus oficinas. La prohibición coincidió con el aumento en importancia de la cosecha paraguaya (8,8 millones de toneladas, según el informe USDA, Departamento de Agricultura de EE.UU. de enero de este año para 2015/16) y las restricciones argentinas por lo que se dieron más argumentos a favor para la construcción de capacidad en el país vecino por parte de ADM. En términos de volumen un 20% de la soja (1,6 millón de toneladas de la cosecha anterior de 8,1 millones) se vendieron procesadas. Así como Uruguay tiene que agradecer las decisiones de la era K que aceleraron el desarrollo del cultivo de soja en el país oriental vemos que en el caso de Paraguay la decisión K aceleró la construcción de plantas procesadoras que ahora compiten con las plantas locales.
P.: ¿Qué capacidad tiene hoy?
H.B.: Según la CAPECO de Paraguay hay una capacidad instalada de molienda de soja de 4,5 millones de toneladas al año. Ahora bien, como no todas las empresas han invertido en plantas en Paraguay existe el interés por parte de gran parte de la industria de importar soja y exportar productos más elaborados. Creo que es bueno que así sea y que se pueda exportar valor agregado.