Avanzada la cosecha de estos cereales, el productor se encuentra con un doble efecto. Caída del rendimiento y castigo en el precio. Menores rindes, producto del clima, y castigos en el precio por mermas de calidad, que llegan a los 40 U$S por tonelada en cebada. Esta caída de sus ingresos les hace imposible cubrir sus costos, por tanto son muchos los quebrantos y es por ello que se solicita a las autoridades nacionales y provinciales que agudicen sus esfuerzos para recomponer la grave situación que miles de productores y familias están atravesando.
Para mejorar el ingreso del productor un camino posible es la instrumentación de un diferencial de precio compensatorio a la caída de calidad que se puede hacer efectivo vía la liquidación de venta del cereal. Los recursos necesarios para hacer frente a esta situación son una pequeña parte de la recaudación por retenciones que los productores padecen sobre estos mismos cultivos.
Medidas de este tipo tendrían un costo fiscal muy inferior al beneficio que percibiría no solo el productor, sino la sociedad toda, generando actividad económica, especialmente en aquellas zonas tan afectadas por los fenómenos climáticos.