Al momento de formular raciones en los rodeos lecheros evaluamos diferentes parámetros con el objetivo de cubrir los requerimientos nutricionales de los animales y maximizar su producción. Entre dichos parámetros se encuentra la proteína, la cual es uno de los principales componentes nutricionales en las raciones de los animales de alta producción.
Desde el punto de vista nutricional, en las vacas lecheras, no sólo es importante el porcentaje de proteína de la dieta sino que también lo es la calidad de la misma. En definitiva, esto repercutirá en el desempeño productivo de los animales, siendo los mas perjudicados los animales con altas tasas de crecimiento y alto potencial de producción.
La Argentina tiene un alto potencial agrícola, lo cual se ve reflejado en el avance de la superficie sembrada en los últimos años, representada principalmente por el cultivo de soja. Durante la campaña 2009 – 2010 la soja represento el 91% de las oleaginosas cosechadas y el 65% del total de los granos producidos en el país. En este contexto, el productor de leche se encuentra con una importante oferta de soja y de sus subproductos, para incorporar a sus planteos productivos.
Los subproductos derivados del proceso industrial de la soja son de excelente calidad nutricional ya que poseen un perfil de aminoácidos esenciales adecuado para las categorías de altos requerimientos, particularmente debido a su contenido de lisina (cuadro 1). No obstante, actualmente el elevado precio de los mismos nos obliga a utilizar fuentes proteicas alternativas de manera tal de minimizar el costo de la ración sin repercutir en la producción animal. Al momento de decidir que fuente proteica alternativa utilizar debemos tener en cuenta diferentes factores tales como por ejemplo el costo del insumo, la composición nutricional del mismo, la categoría que vamos a racionar y la producción del rodeo, entre otros.
Cuadro 1. Contenido de lisina y aminoácidos esenciales de diferentes fuentes proteicas
Una manera sencilla de evaluar el costo del insumo esa partir del precio del kilo de materia seca y el contenido de proteína del mismo. De esta manera podemos estimar objetivamente cuál insumo posee menor costo por unidad de proteína. Sin embargo, la determinación del costo constituye solo el primer eslabón en la determinación de la fuente a utilizar, ya que es primordial conocer su composición y la categoría que deseamos racionar.
Con respecto a la composición nutricional no sólo debemos considerar el porcentaje de proteína del insumo sino que también el porcentaje de proteína degradable y pasante del mismo. Si bien es importante optimizar la producción de proteína microbiana a partir del aporte de proteína degradable en rumen, debido a que la misma es de alto valor biológico, es muy importante el aporte de proteína pasante en animales de alta producción.
En cuanto a la categoría a racionar debemos considerar que tanto los terneros en crecimiento (menos de 120 kilos) como los animales de alta producción (más de 30 litros por día) requieren fuentes proteicas de alta calidad debido a la alta tasa de crecimiento en el primer caso y a los elevados requerimientos nutricionales en el segundo.
En cambio, tanto la recría como la vaca seca son categorías menos exigentes desde el punto de vista nutricional. Si bien existen en el mercado diferentes insumos factibles de utilizar en las raciones de los animales, entre los más comunes podemos mencionar (cuadro 2):
Pellet de girasol: si bien es una fuente proteica de menor calidad respecto a la soja, el proceso industrial es determinante en su valor nutritivo. El porcentaje de proteína es variable en función del contenido de fibra, siendo menor en las harinas de girasol integral debido a que durante el proceso industrial no se elimina la cascarilla de la semilla. Una de las desventajas es su presentación física debido a que en algunas situaciones los pellets son de gran tamaño lo que impide la integración a la dieta y la obtención de raciones homogéneas. Por otro lado, es un ingrediente de escasa palatabilidad para los animales jóvenes, donde la dieta presenta alto porcentaje de materia seca. Aunque no existen restricciones en su tasa de inclusión, no debe excederse los requerimientos del animal al momento de su uso.
Semilla de algodón: aunque es fuente de proteína también presenta un alto contenido de extracto etéreo, lo que la convierte en un alimento de alta concentración energética. Se recomienda suministrar hasta 3 kilos por animal por día teniendo la precaución de no superar el 7% (base materia seca) de lípidos en la ración.
Gluten feed: es el remanente del grano de maíz luego de haber sido extraído la mayor parte del almidón, gluten y germen durante el proceso de molienda, pudiendo o no contener extractos de la fermentación. Como consecuencia se obtiene un subproducto seco o húmedo relativamente alto en proteína y moderado en energía por lo que su utilización permite simultáneamente disminuir el porcentaje de almidón proveniente del grano. El subproducto húmedo presenta excelente palatabilidad y permite obtener raciones con muy buena presentación. Estos aspectos son de gran importancia debido a que en muchas situaciones la mejora en la producción se debe al incremento del consumo de materia seca y no necesariamente al subproducto en si mismo. Se recomienda suministrar hasta 6 – 9 kilos por vaca por día (25% de la materia seca consumida).
Malta húmeda: bagazo remanente de la elaboración de cerveza. Posee un buen valor energético y elevado tenor proteico siendo ésta última de mediana degradabilidad ruminal lo que la convierte en un insumo ideal para animales de altos requerimientos. Al igual que el gluten feed húmedo permite mejorar la presentación de la ración. Debido a su elevado contenido de humedad, se recomienda suministrar hasta 10 – 20 kilos por animal por día cuidando de no superar el 55% de humedad en la ración.
Burlanda: es el remanente del grano de maíz sometido a un proceso fermentativo para la producción de alcohol. Dicho remanente contiene los nutrientes del grano original pero la concentración de los mismos es tres veces mayor. No obstante, la característica del producto final es variable dependiendo de las condiciones del proceso industrial, por lo que se recomienda realizar análisis periódicos de este subproducto. Debido a su alto tenor de proteína no degradable se convierte en un insumo ideal para animales de altos requerimientos.
Además presenta una alta concentración energética debido a su elevado contenido de extracto etéreo y a la digestibilidad de la fibra. Es muy palatable y puede sustituir hasta la mitad del concentrado de la ración (4 – 5 kilos por animal por día).
Expeller de maní: es el residuo que resulta de la eliminación de la mayor parte del aceite contenido en el maní. Por lo tanto, su valor nutritivo es variable según el proceso de extracción. Si bien presenta un buen valor nutricional, es importante tener presente que es un subproducto susceptible a la contaminación con hongos (aflatoxinas), lo que en parte puede estar relacionado con una desecación defectuosa durante el proceso industrial. En las raciones permite reemplazar parcial o totalmente el expeller de soja recomendándose no superar el 10% de la materia seca consumida.
Urea: aunque no es fuente de proteína verdadera y, por lo tanto, no es de buen valor nutritivo para los animales, constituye una opción interesante al momento de intentar incrementar el porcentaje de proteína soluble de la ración. A nivel ruminal la urea se desdobla generando nitrógeno amoniacal, el cual será utilizado por los microorganismos para la síntesis de proteína microbiana. Esta, junto con la proteína no degradable en rumen, constituirán las fuentes de aminoácidos a nivel intestinal. Si bien pueden utilizarse cantidades mayores, se recomienda suministrar hasta 100 – 120 gramos por animal por día (1% de la materia seca de la ración), debiendo ser siempre muy cuidadoso en el correcto mezclado con el resto de los ingredientes de la ración.
M.V. (M.Sc.) Martin Auil y M.V. Diego Bertino. Departamento Técnico Bovinos. Grupo Teknal