El Instituto de Sanidad y Calidad Agropecuaria Mendoza (Iscamen) avanza en la asistencia a productores del Valle de Uco en el manejo de la Lobesia botrana, conocida como polilla de la vid, una plaga que afecta considerablemente la calidad y el rendimiento de los cultivos vitivinícolas.
Como en temporadas anteriores, la campaña de control 24/25 se desarrolla en el marco del control integrado de la plaga en grandes áreas. Se hace combinando herramientas en diferentes etapas, que a la fecha ya incluyeron la asistencia de difusores de feromona para implementar la técnica de confusión sexual (TCS) a más 1.800 productores, en aproximadamente 2.000 propiedades de vid de los diversos oasis productivos.
En una segunda etapa, se realizaron tratamientos aéreos sobre 80.000 hectáreas en áreas determinadas de los oasis Norte y Este. Abarcó tanto viñedos en plena producción, como en estado de abandono y semiabandono, lo que colabora notablemente con las acciones que realizan los productores para disminuir las poblaciones de Lobesia. Para estas acciones se utilizaron productos registrados y autorizados por el Senasa, y amigables con el ambiente
Actualmente, se encuentra en desarrollo la tercera etapa, que incluye la asistencia a productores de Tunuyán, Tupungato y San Carlos mediante la entrega de productos fitosanitarios específicos. Estos insumos se distribuyen en la Delegación del Iscamen ubicada en Yrigoyen y Dalmau, en el departamento de Tunuyán. Para diciembre, está programada la aplicación aérea de feromonas pulverizables en áreas estratégicas, determinadas según los niveles de presencia del insecto, con el objetivo de limitar su reproducción.
Recomendaciones generales para el control del segundo vuelo de la plaga
El operativo que se desarrolla para el manejo de la plaga en grandes áreas consiste en acciones complementarias a los tratamientos que realicen los productores intrafinca. Por ello, se recomienda la implementación de medidas que favorezcan al control de la plaga. A continuación, se recomiendan prácticas agronómicas para la segunda generación del insecto
Transcurrido ya el primer vuelo de adultos de la plaga, se recomienda recorrer el viñedo para hacer foco en la localización de racimos con "nidos" de larvas o "glomérulos", que son grupos de flores "unidos" o "amontonados", que indican la existencia de larvas en el interior que se han alimentado de flores. Las larvas, al evolucionar, forman estas estructuras uniendo flores donde se resguardan para cumplir su próximo paso, que consiste en "empupar" o formar el "capullo", para que luego de unos 15-20 días aproximadamente empiecen a emerger las mariposas del "segundo vuelo" de la temporada.
La segunda generación de adultos para la provincia de Mendoza inicia su presencia entre los últimos días de noviembre y primeros días de diciembre, según datos históricos para los oasis Norte y Este, y entre 7 y 10 días después para el Valle de Uco.
Este segundo vuelo es muy concentrado, ocurriendo en unos 20-25 días casi toda la actividad de los adultos, con un pico que suele ocurrir en días cercanos al 10 de diciembre para el oasis Norte-Este y mediados de diciembre para el Valle de Uco. Estas fechas son referenciales y, según las particularidades de cada campaña, se emiten alertas específicas para realizar tratamientos oportunos. Sin embargo, generalmente no se observan grandes variaciones respecto de lo mencionado.
Así entonces, los productores de los oasis Norte y Este deberían programar su aplicación de insecticida para el control de la segunda generación de la plaga, dentro de los primeros cinco días de diciembre. Mientras que en Valle de Uco podría tomarse como referencia el 10 de diciembre, para ir finalizando aplicaciones cerca del 15 del mismo mes. Esto, siempre teniendo en cuenta que el ingreso de un frente frío u otro factor de orden climático puede "estirar" estas fechas un poco más.
Dada la corta duración de esta generación, si se emplean insecticidas con poder residual de 14 días o más, se estará dando protección al cultivo en el período de mayor cantidad de posturas y nacimientos de larvas (antes de que ingresen a los frutos). Por ello, no resulta lógico efectuar otra aplicación posteriormente, ya que la plaga no estará "sensible" al tratamiento. En caso de emplearse insecticidas con poder residual inferior a 14 días (caso de algunos Bacillus), es recomendable reaplicar a vencimiento del poder residual.
Se recomienda evaluar con el técnico asesor el producto fitosanitario a emplear, teniendo en cuenta los fitosanitarios ya empleados en la temporada y la complejidad de la situación respecto de la plaga en particular para cada propiedad, entendiendo que existen distintos perfiles de productos para el control de Lobesia botrana. Para este segundo vuelo es necesario emplear productos adhesivos y tensioactivos que coadyuven y que permitan la fijación del producto en los hollejos del fruto inmaduro e incrementar la superficie de mojado.
Es fundamental que la maquinaria esté calibrada para alcanzar alta cantidad de impactos por centímetro cuadrado logrando un "puntillado" de gotas sumamente pequeñas sobre los hollejos. El empleo de ventilador con la pulverizadora es recomendable para mover el follaje y exponer los racimos a las gotas transportadas por la corriente de aire. Además, es relevante corregir el pH, y es deseable que el agua a emplear en el caldo presente un pH inferior a 7,5. Por el mismo motivo, debe evitarse la aplicación de los insecticidas junto con caldo bordelés.
Otras prácticas para evitar daños secundarios
Se recomienda adoptar prácticas que minimicen las afecciones por podredumbres, sobre todo en aquellas variedades con alta sensibilidad para esta problemática. Esto, porque los ataques de Lobesia botrana son puerta de ingreso para hongos fitopatógenos. Por ello, estando en conocimiento de que existe en una propiedad determinada una presencia significativa de la plaga, debe maximizarse todo recaudo respecto a la presencia de podredumbres para lo que resta de la temporada. Es fundamental adoptar todas las medidas culturales que recomienden los técnicos de referencia, así como efectuar aplicaciones de preventivos antes de cierre de racimos.