Así lo aseguró el apicultor e investigador de las colmenas sanjuaninas Pedro Saavedra, quien señaló al Diario de Cuyo: "Hemos observado las abejas en las piqueras amontonadas, pero sin salir a recolectar, en una actitud similar al de los ataques del moscardón negro".
"El tema es que este insecto aprendió hace millones de años que los rayos ultravioletas le hacen mal, la matan y por ello no salen a la colecta de néctar, polen, agua y propóleos". Y agregó que "esto también afectó la efectividad de los colmenares para polinizar lotes de multiplicación de semillas y frutales".
El problema se incrementó a fines de octubre, razón por la que los apicultores comenzaron a alimentar las colmenas con azúcar, un proceso caro para la agricultura. En tanto otros productores decidieron reducir las cámaras melarias para preservar la alimentación para el invierno.
"El problema es la inexistencia de la capa de ozono", sostuvo Saavedra.
En noviembre del año pasado ya se había alertado sobre el adelgazamiento habitual de la capa de ozono, que alcanzó este año a San Juan y, en general, a medio territorio argentino y chileno, en una situación inédita.
Es un hecho que todos los años durante noviembre la capa de ozono sufra una ruptura en su vórtice polar. Esta vez la extensión del adelgazamiento de la capa, que en un principio sólo estaba circunscrita a la Antártida, se amplió aún más.
Ya lo había advertido Albert Einstein: "Si la abeja desapareciera de la superficie de la Tierra, entonces el hombre sólo tendría cuatro años de vida. Sin abejas, no hay polinización, ni plantas, ni animales, tampoco humanos".
La agricultura mundial depende de estos insectos. Su extinción conllevaría una catástrofe alimenticia a nivel global.
Pero no sólo el agujero de ozono es culpable de la extinción de las abejas. Se atribuye también este fenómeno al uso de plaguicidas, a ciertas prácticas apícolas, a las toxinas del medio ambiente, entre otras. Un ejemplo es el de los apicultores que alquilan sus colmenas a otros agricultores, lo cual lleva a un traslado constante de los insectos. Para las abejas, la orientación de su colmena es vital para la vida, por lo cual, el moverse de un lugar a otro les resulta estresante y no polinizan.