Los depósitos privados bancarios en dólares retrocedieron más del 5% en la primera semana de junio, según divulgó ayer el Banco Central (BCRA) al actualizar los datos monetarios del sistema.
De esta manera, el stock de estos recursos sigue cayendo a una tasa del 1% por jornada hábil, es decir, a razón de US$ 110 millones por retiros de ahorristas que temen que la ofensiva pesificadora del Gobierno termine en una conversión compulsiva de este tipo de colocaciones.
La reacción no sorprende tomando en cuenta que la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) se acaba de autoadjudicar de facto la potestad para definir en qué pueden ahorrar o no los argentinos al eliminar anteayer -sin que medie comunicación oficial al respecto- la opción de compra para atesorar de la página Web a la que obliga a acudir a quienes intentan adquirir moneda extranjera (ver aparte).
Lo concreto es que desde que ese organismo pasó a ejercer discrecionalmente el derecho de admisión para el acceso al mercado cambiario local el total de depósitos privados en dólares bajo administración de los bancos, que rondaba los US$ 15.000 millones, cayó hasta US$ 9879 millones (34%), retrayéndose a niveles que no mostraba desde hace 34 meses (comienzos de 2009).
La caída tiene dos componentes: hasta antes de fines de octubre (cuando comenzaron las restricciones) los ahorristas se habían acostumbrado a dejar en los bancos buena parte de los dólares que compraban para cubrirse de una eventual devaluación o simplemente ahorrar o cubrir futuros gastos en el exterior.
Pero esa vía de ingreso se cerró apenas la AFIP bloqueó las compras y la ola de desconfianza hizo que los bancos perdieran el 20% de esos recursos en apenas 20 días hacia fines de 2011, un récord que sólo los griegos y españoles están ahora en condiciones de discutir.
La segunda etapa de la corrida se desató a comienzos de mayo, cuando la AFIP directamente procedió a bloquear las compras a particulares y, paralelamente, tomaron estado público proyectos y proclamas oficiales planteando la necesidad de "pesificar la economía".
Entonces, el stock de depósitos privados en dólares, que rondaba los US$ 12.000 millones, se desplomó hasta los 9879 millones mencionados y, como los retiros no cesan, en el sector se estima que ya estarían por debajo de los 9400 millones.
El fenómeno no es inocuo para la economía, aunque no supone riesgos para el sistema bancario dado que éste no enfrenta, esta vez, el descalce de monedas que lo hizo implosionar hace una década.
Pero erosiona las reservas del BCRA (desde que se inició la segunda corrida se contrajeron en US$ 1240 millones porque el grueso de estas colocaciones están encajadas en cuentas del ente monetario) y deteriora la oferta local de financiamiento a exportadores: no en vano el stock total de tipo de préstamos se achicó en 1050 millones en 8 meses.
"El Gobierno está en una encrucijada: no observó que la incesante salida de depósitos en dólares (que restan reservas) erosionaba su intento de sostener las reservas del BCRA, además del impacto que las trabas tienen en la actividad económica", observó por caso en un informe la sociedad de Bolsa Allaria Ledesma.
El Blue en alza
En tanto, ayer la plaza cambiaria oficial volvió a mostrar poco movimiento, al tiempo que se notó una mayor demanda del dólar informal (que los operadores vincularon al pago de aguinaldos) lo que hizo que el billete en ese cada vez más influyente segmento de negocios se vendiera de $ 5,93 a 5,95, es decir, con tendencia al alza.
Además, el dólar arbitraje, que surge de las operaciones para fugar capitales, marcó un nuevo récord, al llegar a los $ 6,65, ampliando su brecha con el dólar oficial al 48% un día en que comenzó a regir la norma que le impide a los bancos comprar dólares al tipo de cambio oficial para adquirir bonos emitidos en moneda extranjera a ser girados a sus cuentas en el exterior en procura de desalentar la formación de activos externos.