El gobierno brasileño ha intensificado el diálogo internacional para contener la propagación de una plaga que amenaza uno de los alimentos más simbólicos y esenciales de la cultura alimentaria nacional: la yuca. El 18 de marzo, el secretario de Defensa Agropecuaria del Ministerio de Agricultura y Ganadería de Brasil (Mapa), Carlos Goulart, se reunió con la subdirectora general de la FAO, Beth Bechdol, para abordar el estado de emergencia fitosanitaria tras la detección de la plaga Rhizoctonia theobromae en el estado de Amapá.
El hongo, que causa la escoba de bruja de la yuca, fue confirmado oficialmente en julio de 2024 y tiene el potencial de ser devastador para las plantaciones. Con riesgo de propagación a países vecinos, como Surinam, Guyana y Venezuela. Durante el encuentro, Carlos Goulart destacó que la plaga no sólo afecta la producción agrícola, sino que representa una amenaza directa a la seguridad alimentaria de las comunidades indígenas y de los pequeños productores que dependen de la yuca para su subsistencia. "Estamos hablando de un alimento que no sólo es fuente de ingresos, sino que forma parte de la historia, de la identidad cultural y de la rutina de millones de brasileños, especialmente en el norte del país", afirmó el secretario.
Cultivada en todas las regiones de Brasil, la yuca ocupa un lugar central en la dieta de las poblaciones tradicionales. En el Norte, por ejemplo, es la base de alimentos como la harina, el tucupi y la tapioca, además de apoyar las cadenas productivas locales. También es un alimento estratégico por su capacidad de adaptarse a suelos pobres y climas variados. Sin embargo, la falta de conocimientos técnicos sobre la plaga hace que sea difícil contenerla.
Además de la situación de las plagas, la reunión con la FAO también abordó la reciente aprobación de la ley brasileña de bioinsumos, que regula la producción, importación, exportación, registro y uso de estos productos, cada vez más estratégicos en la agricultura moderna. Brasil también ha manifestado interés en presentar la candidatura de uno de sus Laboratorios Federales de Defensa Agropecuaria para convertirse en laboratorio de referencia de la FAO.
El Gobierno espera que la asociación con la FAO ayude a acelerar los estudios y reforzar las medidas de contención.