La Argentina de los últimos años no ha tenido una política inteligente en materia de biocombustibles. El desarrollo de esta actividad en nuestro país aparece restringido en comparación con la evolución alcanzada en Brasil, ya sea con el maíz o con la caña de azúcar en cuanto al etanol. Tiene asimismo planes concretos para la molturación de soja con destino a biodiesel, y quiere llevar el corte con el gasoil progresivamente hasta el 15%. Incluso ya se trabaja con el trigo apuntando al etanol.
En el resto del mundo, en tanto, la producción se comenzó a dinamizar fuertemente desde 2021 con un aumento esperado del 21,3% en tan solo tres años. En general, las políticas nacionales de biocombustibles han sido clave para este gran incremento productivo. Por caso, se sabe del crecimiento acelerado del diesel renovable en Estados Unidos, cuyo techo es muy difícil de prever.
Desde luego, este ha sido un año para la Argentina con condimentos que no pueden soslayarse. La seca, la crisis económica, el creciente intervencionismo y los escasos incentivos a exportar a partir de una paridad ficticia afectaron tanto al biodiesel como a la producción de etanol.
En lo que hace al derivado de la soja, la tendencia apunta a la menor producción de aceite de los últimos quince años, y la generación de biodiesel caería incluso más. OilWorld estima que Argentina producirá solamente 950.000 toneladas de biodiesel en 2023, y el ajuste se daría básicamente en las empresas exportadoras, con caídas muy significativas, en principio. No obstante, los especialistas destacan que es un año en el cual es muy complejo realizar pronósticos y se pueden generar desvíos imprevistos en las proyecciones.
Incluso fuentes del sector estiman que en la última parte del año podría darse una ventana de oportunidad de exportación de biodiesel, si bien no revertirá el saldo negativo que se espera para la actividad. Así el cumplimiento del cupo máximo de exportación a la Unión Europea, principal destino del comercio exterior del biodiesel, se ve ciertamente complicado.
A propósito, se pronostica que las importaciones de biodiesel en el Viejo Continente aumentarán alrededor de un 14% este año debido principalmente al incremento de los envíos desde China, según un informe del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA). Los negocios con el gigante asiático treparon un 86% entre enero y abril de 2023.
No quita que en la UE exista una creciente preocupación por el posible fraude asociado con las importaciones desde este origen, ya que China no permite auditorías presenciales de su certificación de sostenibilidad. Como resultado, algunos importadores podrían alejarse de este proveedor si las discusiones continúan.
Pero el punto que nos interesa es otro. Los informes europeos subrayan además que se prevé que las importaciones desde Argentina disminuyan en 2023, pero no solo como consecuencia de la seca, "ya que el precio mínimo de importación es demasiado alto para poder competir con el producto chino". El tema no es nuevo y había habido un aviso el año pasado. "Las importaciones desde China aumentaron un 61% en 2022 en comparación con el año anterior a expensas de los envíos desde Argentina y Malasia", dice el USDA.
?En 2022, los principales proveedores de biodiésel de la Unión Europea fueron Argentina, China, el Reino Unido, Malasia, Corea del Sur e Indonesia, y representaron el 36%, 22%, 14%, 12%, 4,98% y 4,79% respectivamente. Un sitial que la Argentina perdería este año.
El USDA se ha mostrado particularmente crítico del manejo que hace nuestro país de esta actividad. Habla de un programa estancado, de falta de incentivos, ausencia de políticas que promuevan la comercialización de nuevos biocombustibles.
Eso a pesar de que la Argentina cuenta con la industria de biodiésel más moderna del mundo, que cumple con los estándares de calidad más altos en términos técnicos, económicos y ambientales. Europa ha destacado la sostenibilidad de nuestro carburante.
El presente tiene poco para festejar. La Argentina ha tocado fondo y está a las puertas de una refundación. O al menos es lo que esperamos quienes nos hemos hartado del Estado presente en todas aquellas cosas a las cuales ni siquiera debería acercarse. Todo el esquema inserto en la producción y exportación de biocombustibles no escapa a esta realidad no querida.