La presión sobre el ex futbolista alemán Franz Beckenbauer para que dé explicaciones sobre un escándalo relacionado con el Mundial de Alemania 2006 crecía el martes, un día después de que el presidente de la Federación Alemana de Fútbol (DFB) dimitiera a pesar de haber insistido en que no había hecho nada malo.
Wolfgang Niersbach, que fue vicepresidente de los organizadores del Mundial de Alemania, dijo que asumía la responsabilidad política de un polémico pago de 6,7 millones de euros (7,2 millones de dólares) a la FIFA supuestamente utilizado para sobornar a funcionarios del organismo rector del fútbol para que votaran a Alemania como anfitriona del Mundial.
Tras la sorpresiva renuncia de Niersbach el lunes, el centro de atención se ha trasladado ahora a Beckenbauer, jefe del comité organizador del Mundial de 2006.
Rainer Koch, quien junto con el también vicepresidente de la DFB Reinhard Rauball ha asumido el cargo de Niersbach de forma provisional, dijo que "ya es hora" de que Beckenbauer se implique más en la resolución del problema.
"Tenemos un pedido de que se involucre de forma más intensa en el esclarecimiento de los procesos", dijo Koch en una entrevista con el canal alemán ZDF. "La cuestión de cómo fue asignada la Copa del Mundo nos mantendrá ocupados", agregó.
Niersbach, junto con dos otros ex miembros del comité organizador del Mundial, está siendo investigado por evasión fiscal en relación al pago, después de que la policía registrase la semana pasada la DFB y su casa.
Beckenbauer no era sospechoso de evasión fiscal y no formaba parte de la investigación a cargo de la oficina del fiscal de Fráncfort, dijeron funcionarios.
