Llega el otoño y uno de los principales problemas que presentan los rodeos de la Cuenca del Salado se debe a una enfermedad nutricional provocada por bajos valores de magnesio en sangre, asociada a la deficiencia de energía, en especial en animales en lactancia o engorde y que ha llegado a provocar hasta el 1,4% de las causas de muerte de vacas en esta región en particular (Spath, 2002).
Sucede que cuando el clima se torna húmedo (especialmente entre mayo y septiembre), con días nublados con baja luminosidad solar y fríos, con lluvias, o después de un brusco cambio de temperatura con elevaciones de mas de 10º C y un rápido rebrote del pasto, se generan situaciones en verdeos de invierno como las avenas, o en pasturas con gramíneas como base, tales como: raigrás, falaris, agropiros, festuca y pasto ovillo, todos ellos forrajes tiernos con bajos % de materia seca que pueden provocar la enfermedad. Estas especies pueden tener bajos niveles de magnesio y de hidratos de carbono solubles, con altos niveles de potasio y de porcentajes de proteína soluble, situaciones que predisponen la presentación de la enfermedad en los rodeos de vacas.
Existen además, factores predisponentes para la aparición de la Hipomagnesemia, tales como la presencia de suelos bajos, alcalinos, inundables, compactados, muy corrientes en la depresión del Salado, en donde existe un déficit de magnesio y niveles normales de potasio. En otros casos en donde también se presenta la patología hay un exceso de potasio y niveles normales de magnesio o también puede darse en campos con fertilización nitrogenada, dado que el amonio en el suelo, inhibe la captación de magnesio por las plantas y eleva la de potasio.
Nos encontraremos con animales con menor ganancia de peso y vacas con menor producción de leche, agresivas, excitadas, que tiemblan y algunas con tetania que caen y luego mueren. La categoría más susceptible es la vaca, siendo aún más susceptibles las más viejas, aquellas en periparto y las de mejor condición corporal ya que utilizan la reserva energética almacenada en forma de grasa, proceso que requiere magnesio y que será tomado de la sangre con la consecuente Hipomagnesemia.
Para su tratamiento, una vez confirmado el diagnóstico por un médico veterinario, se debe aplicar magnesio en forma inyectable. Para su control, hay que pensar en un manejo preventivo de la enfermedad mediante el suministro de fuentes de magnesio que se ingieran en forma diaria, porque la forma inyectable solo permanece algunas horas en sangre. Es así que lo más frecuente es ofrecerlo en forma de:
-Bloques para lamer: en realidad es muy difícil saber si todas las vacas lo consumen o si lo hacen solo aquellas que lo necesitan, pero es el más práctico, sobre todo entre quienes no disponen de infraestructura para implementar medidas más sofisticadas.
-Sales en bateas: que se deben ubicar cercanos a la aguada, preferentemente en una plazoleta, en lugar alto y seco, a razón de 1 metro cada 100 animales (mejor aún si las bateas tienen techo para que no se mojen) y entregando 100-150 gramos/cabeza/día; conviene hacer una recorrida por las bateas cada 3 días, porque en caso de lluvias habrá que reemplazar las sales humedecidas por una nueva cantidad seca. Son generalmente amargas y puede estimularse su consumo agregando maíz o afrechillo de trigo para atraer a los animales. En este último caso, usando óxido de magnesio al 12% con afrechillo, se puede armar una mezcla con una dosis diaria por animal de 350 gramos de subproducto o maiz molido con 50 gramos de óxido de magnesio (Quiroz Garcia y col, INTA, 2003). Sin duda que con aguas muy salitrosas su consumo se verá reducido.
-Sales repartidas sobre rollos: es muy difícil estimar el consumo de cada animal o si todas llegan a consumirlas, pero al igual que las sales en panes, son una forma práctica de suministrarlas; se espolvorean directamente sobre los rollos a razón de 5 kg por rollo, aproximadamente y dependiendo de la concentración de las sales en la bolsa.
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En líneas generales, se deben manejar los factores de riesgo para minimizar las consecuencias de esta enfermedad, focalizando en los siguientes puntos:
- Que la vaca no llegue gorda al parto; esto requiere un monitoreo permanente de la condición corporal de los rodeos y el manejo de estrategias de restricción alimentaria como el pastoreo por horas o almuerzos (concentramos vacas con alta carga a razón de 20 vacas/ha que pastorean por 2-3 horas diarias después que se levantó la helada y se suplementan con 5 kg rollo/vaca/día); este manejo solo podemos hacerlo con vacas de buen diente (y no con las viejas que ya tienen problemas de dentición y bajo una estricta observación diaria para retirar del sistema las que no se adaptan y no comen).
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CC al parto |
CC al inicio del servicio |
CC al destete |
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CC mínima |
5 |
5 |
5,5-6 |
Manejo nutricional y condición corporal (CC) objetivo de los rodeos de cría; escala 1/10 (CREA Nº 66, 2006).
- Que no coman SOLO pasturas aguachentas y de rápido crecimiento con base gramíneas; habrá que suplementarlas con heno (rollos o fardos), diferir pasturas desde principio de otoño, suplementarlas con grano o silajes de autoconsumo.
- Que el suministro de magnesio durante los períodos de riesgo (desde mayo hasta septiembre), nos asegure un mínimo consumo diario por animal, tratando de que todo el rodeo acceda al suplemento.
