La aplicación de plaguicidas en cobertura total es una tarea muy común para el control de plagas y enfermedades, de la dosis aplicada y la uniformidad de aplicación depende la eficiencia de control. La uniformidad depende a su vez, en cierto porcentaje, de mantener el botalón paralelo a la superficie del suelo durante toda la jornada.
Nivelar el botalón
Todas las máquinas modernas presentan algún sistema de nivelación del botalón a fin de lograr que éste trabaje paralelo al suelo en todo su ancho y por lo tanto la superposición de los abanicos, trabajando en cobertura total, sea la correcta y pareja en todo el ancho de labor. De este modo se consigue una dosis más homogénea en toda la superficie cubierta.
Veamos un poco que ocurre: Los picos entregan una determinada cantidad de caldo por unidad de tiempo. Según la velocidad de avance de la máquina, en determinado tiempo se recorre una distancia “x”. Entonces si tomamos una unidad de tiempo determinada y fija, por ejemplo un minuto, tendremos una cantidad de caldo en una superficie determinada. Por ejemplo 0.75 l de caldo (de un solo pico) en un espacio de 200 m de largo. La superficie va a depender del ancho que cubre cada pico en promedio; y aquí es donde está nuestro foco. Cuando varía la altura del botalón, la proyección de las gotas cubre un ancho mayor o menor (ver imagen); así las cosas, las gotas se distribuyen en una mayor, o menor, superficie y la dosis varía en consecuencia. Veámoslo en números:
Si cada pico cubre 0.6 m, la velocidad de avance es de 12 km/h y cada pico asperja 0.75 l/min; en un minuto de trabajo tendríamos 6.25 cm3/m2 de terreno. Pero si el botalón se eleva, la cobertura de cada pico podría ser de por ejemplo 0.7 m. Con solo este cambio la cobertura sería de 5.35 cm3/m2, es decir un 15 % menos de dosificación.
Claro que en la zona donde existe superposición de picos, la dosis será compensada, al menos parcialmente, una con la otra, pero la parte central de cada pico tendrá menos dosis de plaguicida que el resto. Con el mismo razonamiento podremos entender que cuando la altura del botalón se reduce, también lo hace el ancho de la franja pulverizada por cada pico. Aquí no se compensa con la superposición del pico adyacente. Entonces habrá zonas con mayor dosis de producto y zonas sin producto o con mucha menos dosis por causa de una menor superposición.
Cuando un botalón se mueve en sentido vertical ocurren las dos situaciones mencionadas, si eleva de un extremo se baja del otro.
Soluciones
Algunas pulverizadoras en el mercado tienen entre dos y ocho sensores ultrasónicos distribuidos a lo largo del botalón que van leyendo continuamente la distancia entre éste y el suelo. Esta información la transmite continuamente a la computadora la cual realiza el chequeo de la información y envía las señales a los actuadores, sean éstos hidráulicos o neumáticos, a fin de realizar la corrección correspondiente.
En la mayoría de los casos, por el diseño del sistema, se requiere realizar una calibración previa sobre una superficie de terreno limpio para tener un punto de referencia.
Suspensiones
Para lograr que la pulverización sea precisa y eficiente existe un condimento más que se relaciona con los sistemas de suspensión del botalón. Estamos hablando de la suspensión propia de la máquina en sus rodados. De ambos mecanismos depende que el barral se mantenga en posición paralela a la superficie del suelo durante su desplazamiento en el lote.
Lograr una alta estabilidad del barral permite utilizar barrales más largos (mayor ancho de labor) y trabajar a mayores velocidades de avance sin resignar calidad en el trabajo realizado. Los efectos mencionados más arriba aumentan con la distancia al punto de pivot o centro de giro que es la parte central del botalón mismo.
Es sabido que ambos factores (ancho y velocidad) influyen directamente sobre la capacidad de trabajo de cualquier máquina agrícola. Principalmente el ancho de labor, ya que la velocidad de avance puede estar limitada por otros factores como la velocidad y dirección del viento. Y al aumentar la capacidad de trabajo, se reducen los costos operativos.
La suspensión independiente en las cuatro ruedas, además de contribuir con la estabilidad del botalón, reduciría los esfuerzos de tracción sobre el chasis alargando su vida útil y posibilitando la reducción de peso del mismo.