El crecimiento de la preindustrialización de harina y aceite de soja en los últimos años le genera al país mayores ingresos de divisas a partir de un plaza altamente demandante. La Argentina comienza a depender menos de la alta volatilidad de un mercado de granos liderado por China.
La caída en la exportación del poroto de soja al gigante asiático responde a una situación que tiene que ver con un importante volumen que se destina a la industrialización, con el objeto de obtener harina de soja, aceite de soja y biodiésel.
Y es que el 96% de estos commodities se comercializan en el exterior. Datos aportados por la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) confirman lo dicho. En la campaña 2012/2013, de 48,3 millones de toneladas de soja cosechadas, aproximadamente 34 millones se destinaron a la molienda para obtener los productos citados.
De esta forma, el negocio argentino pasa por la venta en el exterior de estos productos debido a que cuenta con el segundo complejo industrial más importante a nivel mundial, puesto que muele 206.000 toneladas diarias. El primer lugar lo ostenta el gigante asiático.
A la ahora de hablar de ingresos, queda claro que el aceite y la harina le dan más divisas al país. En el 2013 las exportaciones argentinas alcanzaron, por todo concepto, los 83.026 millones de dólares, en tanto que las ventas de harina de soja representaron cerca de u$s11.848 millones, lo que significó un 14,2% del total, contra los 4 millones de dólares por la venta del grano en sí. La ganancia se eleva al 200% del lado de la harina.
China
El país asiático en el 2013 importó 60 millones de toneladas de porotos de soja. Los países que más aportaron con este envío fue EE.UU. y Brasil, representando el 85% del total. La Argentina apenas exportó 7,7 millones de toneladas contra los 52 millones de los países mencionados.
En definitiva, el país muestra una caída gradual en la participación relativa y absoluta de sus ventas de soja desde el ciclo 2008/2009, lo que la hace estar menos expuesta a la volatildiad que los otros competidores. Mas es innegable que la Argentina estará afectada por lo que haga China en materia de granos. Pero la transformación de un producto industrializado le hace tener todo el año mercados abiertos principalmente europeos.
Esta etapa inicial de industrialización hace que la Argentina, en este caso puntual, deje atrás el concepto de país agroexportador. Por el momento, el título de agroindustria sigue siendo una deuda. La meta es la generación de valor agregado.
La agroindustria es el camino para generar más mano de obra y divisas
El agregado de valor es el camino para generar más mano de obra y divisas La transformación del poroto de soja, en harina y aceite, es un paso importante. Pero éstos no dejan de ser commodities. Es necesario la búsqueda incesante de la generación de valor agregado. Empleo y divisas serán los beneficios del nuevo modelo.
Un análisis realizado por la Cepal, que se tituló “Mapa de cadenas agroalimentarias de la Argentina”, consigna que el complejo de las treinta y un principales cadenas agroalimentarias argentinas desde la producción primaria hasta llegar al consumidor, generan u$s27.500 M de exportación (48% del total nacional), pero solamente 1.877.471 puestos de trabajo, lo cual representa nada más que el 11% del empleo
La agroindustria no sólo permitirá agregar valor sino también tendrá como objetivo dar nuevos puestos de trabajo al conseguir que la sumatoria de ganancias permita también que crezcan los pueblos del interior donde se desarrolla la producción. Hace falta el desarrollo de políticas públicas.
Merino Soto