Un reciente informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y Climate Central reveló que Argentina experimentó la mayor anomalía climática de Sudamérica durante el último trimestre. El estudio destaca que el país registró temperaturas significativamente superiores a los promedios históricos, lo que generó impactos en diversos sectores, desde la producción agrícola y ganadera hasta el suministro de agua y energía.
El informe indica que las temperaturas en Argentina estuvieron por encima de lo habitual, con olas de calor más prolongadas e intensas. Este fenómeno se enmarca dentro de un contexto de cambio climático global, agravado por la influencia del fenómeno de El Niño, que contribuyó al aumento de temperaturas y variaciones en los regímenes de precipitaciones.
Las condiciones climáticas extremas tuvieron consecuencias directas en el sector agropecuario. La escasez de lluvias en provincias como Córdoba, Santa Fe, Santiago del Estero y Chaco afectó el desarrollo de cultivos como la soja y el maíz, generando estrés hídrico en las plantas y reduciendo su potencial de rendimiento. En contraste, en otras regiones, como el norte de Buenos Aires y Entre Ríos, las lluvias excesivas han provocado anegamientos en los campos, complicando las tareas de cosecha y afectando la calidad.
El informe de la OMM y Climate Central advierte que estos eventos extremos podrían volverse más frecuentes en el futuro si no se implementan medidas efectivas para mitigar el cambio climático. Especialistas subrayan la importancia de fortalecer estrategias de adaptación en el sector agropecuario, promoviendo tecnologías de riego eficientes, mejorando la gestión de suelos y cultivando variedades de cultivo.
De esta manera, Argentina enfrenta el desafío de equilibrar el crecimiento del sector productivo con la necesidad de adaptarse a un escenario climático cada vez más desafiante.