Carnes: "El acceso a EE.UU es más político que sanitario"

Culminado el plazo para presentar opiniones sobre la habilitación técnica de la carne refrigerada argentina, habrá que sortear el proteccionismo de los ganaderos estadounideses y las complejas relaciones entre ambos países. La autorización de Brasil, otra asignatura pendiente

El 29 de diciembre se agotó el plazo para presentar comentarios públicos sobre la propuesta sanitaria del Animal and Plant Health Inspection Service (APHIS) de los EE.UU. para permitir la introducción de carne vacuna argentina proveniente del territorio fuera de la Patagonia.

Originalmente el plazo era de 60 días, a contar desde el 29 de agosto, y se prorrogó otros tantos, a pedido de ciertos interesados.

El APHIS recibió 290 presentaciones, de las que 242 se oponían, casi todas de entidades de productores estadounidenses, con la honrosa excepción de la American Farm Bureau Federation que envió una presentación aprobatoria, y 48 a favor, principalmente de instituciones argentinas.

Esta propuesta de norma sanitaria está afectada por un clima altamente politizado y no está claro que el APHIS pueda seguir actuando en términos meramente técnicos.

Por un lado, la propuesta sobre la carne argentina se da en el contexto de una actitud proteccionista de buena parte del agro estadounidense que resulta contradictoria con sus intereses de largo plazo. Pero además, debe convivir con el problema todavía no resuelto de la deuda soberana argentina que no se canjeó oportunamente y con relaciones bilaterales entre tirantes e indiferentes durante demasiados años.

En línea con la situación argentina, se agrega una propuesta de norma similar que autorizaría la importación de carne refrigerada desde 14 estados brasileños. El proyecto se conoció hace poco más de 12 meses, iba a tener un plazo de comentarios de 60 días, pero fue extendido otro tanto. Recibió muchas más opiniones que la del proyecto argentino, también mayoritariamente contrarios. Desde fines de abril, que venció tal plazo, no se conoce ningún avance.

Está claro que el potencial exportador brasileño es más temido que el argentino.

Asimismo, la Argentina tiene a su favor una disputa presentada ante la OMC, por discriminación comercial estadounidense en la materia, que tiene todas las de ganar y cuyo dictamen preliminar se podría conocer en los próximos meses.

¿Podrá el gobierno estadounidense aprobar simultáneamente, o casi, el ingreso de carne de Brasil y de la Argentina a su mercado? ¿Podrá, con el argumento de la disputa ante la OMC, aprobar la carne argentina, para mantener la imagen tan deseada de ser un adalid del libre comercio? ¿Podrá aprobar la carne de un país y demorar sin plazos la del otro, cuando se trata del mismo tema?

Son interrogantes difíciles de responder en este momento. Habrá que apuntar al verano boreal, cuando el Congreso estadounidense está en receso, para ver si el Ejecutivo se atreve con una medida que resulta tan problemática, fronteras adentro.

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