La intensificación de la agricultura plantea “pros y contras”. Los primeros implican el aprovechamiento de mayor cantidad de recursos por unidad de superficie pero, al mismo tiempo, significa un mayor riesgo de deterioro del suelo dado por procesos de compactación, disminución de la tasa de infiltración o aumentos del escurrimiento superficial, entre otros.
Estas son cuestiones frecuentes y no son evaluados ni controladas efectivamente. Todos estos procesos actúan en contra del normal desarrollo de los cultivos y primero deben ser evaluados.
Considerando la importancia de la evaluación de los procesos de deterioro, técnicos del INTA Castelar desarrollaron el primer software que permite diagnosticar el grado de compactación superficial del suelo y, en consecuencia, tomar las medidas de control estratégicas y ajustadas.
Carlos Irurtia, especialista del Instituto de suelos del INTA Castelar, aseguró que este desarrollo es la primera herramienta eficiente para que productores y técnicos puedan conocer y evaluar las condiciones reales de cada lote. “Sin dudas, ayuda en la toma de decisiones y disminuye el grado de incertidumbre”, señaló.
“Escuchamos con frecuencia -expresó Irurtia- que se realizan labores para descompactar el suelo y que los resultados no son los esperados por el productor, lo que, además, incrementa los costos de producción por el gasto extra de combustible e insumos”.
Teniendo en cuenta estas premisas fue como nació CompactaTEST. Este es un modelo de predicción, de acceso libre y gratuito, pensado para la evaluación de los procesos de deterioro físico de los suelos, generados, principalmente, por el tránsito de las máquinas sobre los campos.
De acuerdo con Oscar Pozzolo, director del Instituto de Ingeniería Rural del INTA Castelar, el software incluye once variables diferentes para la identificación del suelo: textura, condición de humedad, densidad aparente, estructura superficial, uso actual, rendimientos relativos, intensidad del tránsito agrícola, huellado del terreno, resistencia a la penetración, infiltración y cantidad de lombrices.
“Lo interesante de este desarrollo, es que considera y combina variables físicas como impedancia y porosidad, con variables biológicas como rendimientos del cultivo y cantidad de lombrices por metro cuadrado. Todos estos datos son indispensables para hacer un diagnóstico completo”, explicó el directivo.
“Si bien los suelos bajo siembra directa tienden a presentar una mayor compactación, no siempre es suficiente para limitar el rendimiento de los cultivos”, dijo Irurtia, y agregó que de acuerdo a parámetros físicos y biológicos, el software brinda una probabilidad y una magnitud de la respuesta productiva esperada con una descompactación.
“De esta manera, se obtiene información que permite decidir sólo descompactar los lotes más afectados y realizar un seguimiento de los lotes no comprometidos”, puntualizó.
Si el objetivo es el aumento de los rendimientos, la visión productiva debe ser de los más inclusiva posible. No solo importa la genética, las fertilizaciones o los cuidados sanitarios: antes hay que empezar a pensar en el suelo.