Ganadería

A la hora de comer

Una vez pasado el período de acostumbramiento y para ir despacito adaptando a los animales a la dieta de terminación hay que controlar bien los comederos

Tengamos en cuenta que los cambios en la entrega de granos deben ser graduales y no se puede variar de golpe la cantidad o composición de la ración entregada. De a poco iremos aumentando la cantidad de ración a entregar y con ello entonces, evitaremos la principal causa de trastornos que genera la alimentación a corral en nuestra región: el sobreconsumo que provoca acidosis y diarreas que atrasan el engorde y atentan contra la eficiencia de conversión.

Una consulta recurrente es cuánto alimento dar de comer a los animales y para ello se puede hacer una cuenta simple:

Consumo de Materia Seca (kg MS/día) = 0,098 x Peso Vivo en Kg (0,75) [ARC (1980)]

Pero justamente el consumo no es algo constante o matemático y por eso hay que tratar de acompañar suavemente los cambios de demanda y comportamiento de los animales, porque lo que provoca los sobreconsumos, en general responde en la mayoría de los casos a las irregularidades en el manejo de la alimentación; por algo el “gastronómico” o persona que maneja la alimentación es considerado por muchos como un habilidoso, porque de él, de su práctica y experiencia, depende la entrega de la cantidad necesaria de alimento en cada corral; ni más, ni menos.

Esas fluctuaciones en el consumo son situaciones que se van a dar seguramente durante los días de tormenta o de temporal o las olas de calor, porque afectan sensiblemente el consumo de los animales y deberán ser tenidas en cuenta a la hora de programar la rutina de alimentación; otra causa puede ser el buen mezclado de la ración, que debe ser uniforme. Precisamente, esa entrega errática de los alimentos junto con los patrones cíclicos de consumo, son los que en definitiva afectan la ganancia de peso diaria y la eficiencia de conversión.

Pero a la hora de establecer una rutina de alimentación, una de las claves está en la persona a cargo que debe recorrer diariamente y a la misma hora todos los comederos efectuando una lectura de los mismos, información que debe quedar plasmada en una planilla y que servirá en base a su análisis, para ajustar las cantidades de alimento a entregar después. Por eso son importantes los registros de alimentación; para poder visualizar correctamente estos cambios. Un ejemplo de planilla diaria podría ser:

Interpretación del comedero (modelo):

FOTO: modelo de lectura de comederos: 0, 1, 2, 3 y 4.

Luego de la lectura de comederos, se evalúa la información recolectada y en función de ello se debe acompañar el consumo de los animales, entonces habrá que ir haciendo los ajustes diarios manteniendo, disminuyendo o aumentando la cantidad a suministrar según demanda; un ejemplo de ello puede ser: si entregamos 500 kg de ración y la lectura da un puntaje de 2, con un resto de comida en comederos calculado en 150 kg, debemos interpretar que han comido 350 kg; entonces al día siguiente no comerán 500 kg y por ello habrá que repartir solo unos 415 kg, de manera que solo habrá que agregar 265 kg a los 150 kg que habían quedado de remanente. De todos modos, cuando se presenta un comedero lamido que da lectura 0, hay que esperar 1 o 2 días antes de aumentar la cantidad a suministrar para evitar trastornos digestivos; esos aumentos deberían ser conservadores, comenzando con un 5% y ver qué pasa.

Muchos creen que para que los animales ganen más peso, deben consumir más y para eso deben tener un acceso continuo al alimento. Pero otros creen que forzar un consumo máximo no siempre está reflejado en mayores ganancias de peso porque esto también genera un mayor incremento calórico, baja la eficiencia del uso de la energía metabolizable y crece el requerimiento de energía de mantenimiento. Por eso y para mejorar eficiencia de conversión, algunos recomiendan racionar al 90% del consumo máximo.

El reparto de la comida a los animales, por citar otro caso,  debe ser puntual y no debería tener una variación mayor a los 15 minutos del horario de rutina, según el Dr. Robbie Pritchard de la Universidad de South Dakota (EEUU). Al no atender estos aspectos, aparecen los disturbios digestivos que luego afectan la producción de carne. El tema es que cuando de un día para otro tenemos variaciones en el consumo del 20-30% habrá que pensar que tenemos un grupo de animales que no está yendo al comedero y esas variaciones se dan porque un día comen en exceso y al otro no se arriman al comedero.

La frecuencia de entrega, por su parte, va a depender de las características de la ración, porque con las raciones húmedas que tienen silo por ejemplo y que son capaces de fermentar rápidamente, conviene implementar un sistema de reparto AM/PM (bien temprano a la mañana y a última hora de la tarde); con las raciones secas en cambio, el reparto puede ser solo una vez al día. De todos modos habrá que hacer ajustes en situaciones determinadas, tales como en los días de calor, en donde lo ideal es entregar la comida a ultima hora de la tarde para que la comida no esté caliente durante el día en el comedero y para que el calor de fermentación que genera el alimento se dé durante la noche.

Las típicas dietas altamente energéticas de terminación están asociadas a desórdenes alimenticios que se producen cuando fermenta todo ese almidón contenido en los granos y como consecuencia del exceso de consumo (en los glotones), aparecen los problemas digestivos esperables. La acidosis aguda (con diarrea, pérdida de estado corporal o muerte) o la acidosis subaguda (con pérdida de apetito), hacen que un animal pierda en un día, la ganancia de peso de una semana; uno o dos días de restricción del consumo causan menos pérdida que la depresión de consumo que sigue al sobreconsumo. Todos estos riesgos aumentan cuando el nivel de fibra en la dieta es mínimo. Por eso en la mayoría de los engordes a corral, se trabaja con un rango de 5 a 10% de forraje en la ración, en donde da lo mismo si es paja de trigo o rollo de alfalfa. Lo importante es que esa fibra mantenga un cierto tamaño de partícula para estimular la masticación, la producción de saliva que actúa como amortiguador de los bajos pH y en resumen que estimule la rumia.

La clave estará en encontrar un punto de equilibrio en cantidad de forraje a suministrar que nos proteja de los desórdenes digestivos y que no nos afecte la ganancia de peso.

Claves a tener en cuenta:

·         Cambios graduales en la composición de las dietas.

·         Cantidad de ración a entregar.

·         Evitar el sobreconsumo.

·         Personal entrenado.

·         Lectura de comederos.

·         Registro en planillas.

·         Calcular el consumo y hacer ajustes en situaciones particulares: temporales, calor.

·         Puntualidad en la entrega: 15 minutos de tolerancia.

·         Buen mezclado.

·         Frecuencia de entrega: ajustes.

·         Forraje como seguro de acidosis vs ganancia de peso.

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