La mayor parte de los empresarios agrícolas argentinos están completamente descubiertos en soja 2013/14 a la espera de un milagro.
En lo que va del presente año 2013 se negociaron 342.500 toneladas del contrato Soja Mayo 2014 del Matba. En el mismo período de 2012 se habían operado más de 2,0 millones de toneladas del contrato equivalente (Mayo 2013).
La razón de semejante caída –superior al 80%– es que un valor del orden de 300 u$s/tonelada es (por el momento) considerado poco atractivo para tomar posiciones.
Lo que estamos viendo en la actualidad es producto de la previsión de una muy buena cosecha mundial de soja en la campaña 2013/14 (factor que luce altamente probable en EE.UU. y que aún está por verse en las naciones sudamericanas).
El problema es que la (esperada) recuperación del stock global de soja se presenta en un momento en el cual el factor monetario internacional comenzó a jugar en contra de los commodities (de hecho algunos índices de materias primas ya presentan valores inferiores a los de un año atrás).
En el ámbito local la industria de biodiesel, que hasta mediados del año pasado funcionaba como un reaseguro de las compañías aceiteras, ahora es un lastre que genera pérdidas (en un escenario de asedio oficial).
No se observan factores alentadores para los precios de la soja nueva. Y todo indica –tal como se preveía– que vamos, en el mejor de los casos, hacia un nivel de valores del orden de 280 u$s/tonelada. A menos, claro, que ocurra un milagro.