Los pastos no crecen y las lagunas se mantienen secas. Los pronósticos meteorológicos nos confirman que las lluvias serán menores a las habituales durante el primer trimestre y que finalmente la Niña se va a ir retirando a partir de marzo. Por lo pronto, al fracaso de la cosecha fina, le sumamos esta mala perspectiva productiva de la cosecha gruesa y en ganadería una alarmante baja de productividad. Esta última, por falta de alimento que generan bajo índice de preñez, menos terneros destetados y disminución de cabezas.
Además de la manipulación de precios (planchados en los últimos 8 meses) que genera una falta de previsibilidad en una actividad a largo plazo cuyas pérdidas llevan a una real descapitalización y del sector que se derrama en la sociedad en su conjunto.
En países vecinos como Brasil, Uruguay, Paraguay y Chile existe una relación confianza recíproca entre el sector privado productor con los respectivos gobiernos, producto de políticas coherentes, sustentables y de largo plazo. Cabe destacar, que muchas tecnologías propias fueron tomadas por los países vecinos con mucho éxito, siendo éstas la base de su perfil exportador y desarrollo.
Como productores y haciendo uso del sentido común, exigimos políticas de estado agropecuarias predecibles y desarrollo de infraestructura (en un país de grandes extensiones y con capital de agua dulce) para así aprovechar a pleno los recursos naturales que existen, junto a la tecnología altamente desarrollada, se genere mayor y mejor producción, promoviendo y alentando el valor agregado en origen. Esto podría generar más trabajo y arraigo, logrando un círculo virtuoso de la economía.
Los mecanismos económicos como el cepo cambiario, las retenciones, los dólar -soja I y II, la creación de los pocos transparentes fideicomisos, el cierre de exportaciones, la manipulación de los mercados, no han hecho otra cosa que crear incertidumbre al productor a la hora de la toma de decisiones y han roto la confianza y previsibilidad de los acuerdos de Argentina con el mundo.
La extrema situación actual del sector agropecuario, economías regionales y el país en su conjunto, nos avergüenza como ciudadanos. Estamos en el 2023 en un país rico en recursos naturales, donde de una vez por todas con madurez y consensos tenemos que hacer los cambios necesarios y determinar políticas de estado productivas a corto, mediano y largo plazo y así salir adelante.
Ante semejante adversidad, solicitamos que el gobierno baje los impuestos, unifique el tipo de cambio, eliminen las retenciones y liberen los mercados, para poder hacer frente a esta durísima realidad. Devuelvan la extrema confiscación fiscal de nuestros recursos que hoy requerimos para enfrentar la crítica realidad de un año perdido.