Aunque la producción de agroalimentos está exceptuada del aislamiento obligatorio, el cambio en los hábitos y volúmenes de consumo "golpea a unas actividades más que a otras", aseguran desde la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas Lácteas (Apymel).
Para trazar un panorama de la situación, Pablo Villano, presidente de la entidad, señaló que "el sistema de Pymes depende de la venta de dulce de leche y queso cremoso". .
Esto es "porque ha bajado muchísimo el consumo de quesos duros, semiduros, especiales, con ojos y barra. La mayoría de las Pymes trabajaba con las actividades escolar, bares, confiterías, pizzerías, restaurantes y hoteles, que hoy están cerradas. Además está muy mal la cobranza porque la pandemia hizo que no se castiguen los cheques ‘rebotados' y eso atenta contra la cadena de pagos".
El presidente de Apymel calcula que, en promedio, las ventas cayeron entre 25% y 30% "pero al que vendía muzzarella en plancha o cilindro a los restaurantes y pizzerías, el negocio se le cayó el 100% y se tratan de reconvertir, de hacer queso cremoso. Lo mismo pasa con el dulce de leche, muchas hacían para confiterías, heladerías y alfajores. Todo eso está casi parado".
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En este sentido, advirtió por los "peligros de cierre, por lo menos temporales, porque no puede reconvertirse en otra cosa. En una fábrica de quesos no se puede hacer otra cosa que quesos", señaló Villano y agregó: "el problema es que la mayoría está en actividad a medias, con poca producción y venta, así como empleados que no van a trabajar porque tienen más de 65 años o integran la población de riesgo. Es una situación complicada en un rubro esencial donde necesitamos seguir trabajando y llevando alimentos a los argentinos".