"No somos partidarios de esa política de precios. Podemos justificar o aceptar que en la excepcionalidad de esta pandemia puedan tomarse medidas circunstanciales. Es el caso de los Precios Cuidados, pero en base a acuerdos. En cambio, para establecer los precios máximos se tomaron valores de referencia al 6 de marzo. Eran hasta el 20 de abril y ahora se postergaron hasta el 20 de mayo. Mientras, hubo variaciones de costos que deberían ser reflejadas por su incidencia. De lo contrario, pueden generarse distorsiones y problemas de abastecimiento por falta de insumos", aseguró el empresario en una entrevista exclusiva con Tranquera.
"NO SOMOS PARTIDARIOS DE ESA POLÍTICA DE PRECIOS, PUEDEN GENERARSE DISTORSIONES Y PROBLEMAS DE ABASTECIMIENTO POR FALTA DE INSUMOS"
Funes de Rioja, quien además es vicepresidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), adelantó que el lunes se reunirán con el ministro de Producción de la Nación, Matías Kulfas. "No corresponde adelantar contenido de la reunión. Vamos a ver qué agenda tiene el ministro y en este encuentro o el siguiente plantearemos la nuestra. La idea es hablar de este problema y cómo vamos a manejarnos hasta el 20 de mayo".
Para el dirigente, es necesario que la evolución de los precios sea coordinada con los fabricantes de alimentos y bebidas. "Ningún empresario serio quiere que haya inflación. Copal representa a 37 sectores que están en el mercado nacional e internacional, y que exportan más de 25 mil millones de dólares anuales en alimentos industrializados, como el aceite. Todo esto demuestra que somos competitivos y eficientes, pero la evolución de los costos hay que atenderla. Así como en Precios Cuidados hay diálogo y construcción de acuerdos en base al reconocimiento de los costos, buscamos que este proceso se replique, porque las distorsiones todavía son manejables y no queremos llegar a situaciones críticas con problemas de mercado y abastecimiento", explicó.
En ese sentido, ejemplificó que desde cuando se implementaron los Precios Cuidados en enero, y luego se estableció el decreto que fija los valores máximos de los alimentos, hubo variaciones salariales, en el tipo del cambio oficial y en la materia prima necesaria para industrializar los alimentos y bebidas, como es el caso del trigo, la yerba, y la uva.
Para Funes de Rioja, estos aumentos de costos y la alta presión tributaria dificultan la competencia con la economía informal. "Hay diferencias del 40% en el precio de los alimentos que ofrecen, y del 50% en las bebidas, porque no pagan ningún impuesto".
Por último, consultado por el fuerte aumento de los tipos de cambio paralelos que hubo esta semana, Funes de Rioja remarcó que los fabricantes de alimentos se manejan con el dólar oficial, y que la brecha cambiaria aún no ha generado mayores problemas.
"Cuando tengamos dificultades para comprar insumos con el oficial lo plantearemos. Si bien la brecha puede afectar a determinados insumos, hasta el momento no se generaron mayores problemas con ese tema. Aunque hace unos días la brecha tampoco era tan grande como ahora, pero no quiero adelantarme", finalizó.