El freno obligado impuesto a las industrias, a muchas de las actividades humanas, al transporte aéreo y terrestre, así como el aislamiento de millones de personas ha traído un efecto positivo casi inmediato sobre el medio ambiente y los ciudadanos han podido respirar aire más limpio y fresco y ver cielos azules y sin contaminación.
Sin embargo, hay quienes consideran que este será un efecto temporal que, sin duda, le hace mucho bien al planeta, pero que una vez termine la emergencia, las consecuencias podrían incluso ser peor si no se toma conciencia en torno a la adopción de acciones reales que permitan cuidar el ambiente.
La caída de la contaminación ambiental y de las emisiones de carbono fue uno de los primeros resultados positivos para el planeta. El primer país en reducir sus niveles de contaminación ambiental fue China, precisamente el mayor contaminante del mundo y en donde apareció el virus, hoy convertido en pandemia.
Datos de la Nasa basados en imágenes tomadas desde finales de enero hasta principios de febrero, indican que la concentración de dióxido de nitrógeno, uno de los contaminantes más frecuentes en las zonas urbanas, se redujo entre 30 y 50 por ciento en varias ciudades del país asiático, en comparación con igual lapso de 2019.
Según el Centro de Investigación sobre Energía y Aire Limpio (CREA), organización de investigación de contaminación del aire, esto podría ser equivalente a unas 200 millones de toneladas de dióxido de carbono.
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Otro de los aspectos positivos de la pandemia es que paradójicamente ha salvado más vidas que las muertes que ha producido. En China, donde se reportan hasta este lunes 3.270 fallecidos por el virus, la cifra contrasta con los 1,1 millones de personas que mueren al año, víctimas de la contaminación del aire.
Según los últimos registros de la Organización Mundial de la Salud, en el mundo mueren alrededor de 7 millones de personas por la contaminación del aire. En Colombia, de acuerdo con datos del Instituto Nacional del Salud, en promedio, fallecen 15.000 personas al año por temas acociados a la calidad del aire.
Aunque todo esto, sin duda, es muy positivo para el planeta, los temores de lo que suceda una vez la emergencia termine no son menores. La preocupación, según Li Shuo, asesor de política climática de Greenpeace East Asia, es que cuando la amenaza del coronavirus haya pasado, China se centrará en reiniciar su economía, que ya venía afectada por cuenta de la guerra comercial con Estados Unidos y esto traerá graves consecuencias en materia de contaminación.
Fuente: Revista Nuevas Eneregías