Ante más de 350 productores, asesores y contratistas reunidos en Sunchales, centro de la principal Cuenca Lechera del país, Jorge Giraudo, director ejecutivo del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA), detalló el panorama del mercado nacional e internacional de lácteos. Lo hizo en el marco de la 31° jornada Experiencia organizada por CLAAS, junto a KWS y otras importantes empresas del rubro.
En esta línea, el especialista detalló que a comienzos de 2019 se dio una fuerte caída en la producción debido a los altos índices de temperatura y humedad. Luego se fue recuperando y el ciclo estaría cerrando con un balance negativo del 2% en relación al año anterior.
Pero el detalle que remarcó Giraudo, es que Argentina produjo en 2019 unos 10.300 millones de litros de leche, lo mismo que en 1999, 20 años atrás. En su opinión esto se puede leer de dos formas: con la mirada del "gran fracaso" y analizando los niveles de supervivencia de las empresas que pudieron seguir en el negocio.
"Argentina tiene a largo plazo una línea de crecimiento anual de la producción más alta que la tasa a nivel mundial. Nuestro país creció en los últimos 50 años un 1,9% y el mundo a una tasa de 1,4%. Pero en el final de ese tramo, entre 2008 y 2019, Argentina creció 0,3% cada año, mientras el mundo sostiene una tasa de 1,7%. Nos fuimos quedando atrás", dijo.
Lee también: Normativa establece requisitos para el bienestar animal
En Argentina hay entre 9.500 y 10.500 tambos a lo largo y ancho de todo el país. Los de menos de 2.000 litros de leche diarios representaban en 2008 el 35% de la producción y hoy llegan al 15%. En tanto, los que producen más de 10.000 litros en 2008 explicaban el 4% de la producción y hoy alcanzan el 25%.
"Estamos frente a un proceso de concentración de la producción. De los 450 o 500 grandes tambos, la mitad son comerciales y han surgido como una gran inversión, pero la otra mitad son aquellos que empezaron con unos 1.000 litros de leche y han podido crecer. Esto no es diferente -explicó-, a lo que está ocurriendo a nivel mundial, donde la concentración crece entre 4 y 5% anual, sobre todo en Europa", puntualizó el referente de OCLA.
Entonces, que Argentina produzca lo mismo que hace 20 años, ¿es bueno o malo? Ante esa pregunta, el especialista del Observatorio propone tener en cuenta que el establecimiento que sobrevivió entre 1999 y 2019 creció a una tasa de 2,4% anual. Es decir, ese tambo que antes tenía un promedio de 1.715 litros, ahora llega a uno de 2.743. "Y logró eso con un proceso inflacionario, con altas tasas de interés, mucha presión impositiva, gobiernos irresponsables, y otras muchas desventajas competitivas", aclaró.
Para Giraudo, sin embargo, en el plano industrial la foto está dada vuelta: en los 90´, las cinco empresas más grandes recolectaban el 51% de la leche, mientras que este año las cinco mayores juntan el 35%. Es decir que, lejos de concentrarse, la industria lechera argentina se está atomizando. Mientras tanto, en lugares como Estados Unidos, Nueva Zelanda, la Unión Europea, Chile o Uruguay, las cinco principales empresas concentran el 80% de la producción industrial de lácteos: "Tienen un proceso de concentración industrial que les permite ganar en escala de producción".
¿Y la rentabilidad?
La medición que hace OCLA en base a 10 modelos regionales que elabora INTA indica que el sector tuvo una tasa de 0,2% de rentabilidad negativa en 2018, cuando perdió 9.927 millones de pesos, y fue empezando a revertir esa situación llegando este año a una rentabilidad positiva de 5% que le permitió ganar a toda la cadena unos 8.257 millones de pesos. De hecho, la participación del productor en el litro de leche llegó en junio al 36%, pero esos números positivos no alcanzaron para recuperar las pérdidas del ciclo anterior.
Lee también: La Comisión de Enlace rechaza las medidas oficiales e insiste en el diálogo
"Hasta ahora había poco stock de leche y la industria sobrepagaba la producción. Sin embargo, ya empezó a aparecer más cantidad de leche en un contexto de caída del consumo -que pasó de 190 litros por habitante por año en 2018 a 117 en 2019 (uno de los más bajos de los últimos 30 años)-. Además, disminuyeron las exportaciones (-10,8 menos que el año pasado), por lo que la industria está pagando hoy menos de lo que en realidad podría.
Para Giraudo el desafío es que el poder de compra de la industria se incremente. ¿Cómo? Con más eficiencia y productividad, con mejor escala de plantas, buscando mercados alternativos, con productos que agreguen valor y con una macroeconomía que dé mejores señales .
Fuente: Eduardo Bustos en Noticias AgroPecuarias,