400.000 razones para importar trigo

Cuando la imagen es más importante que la realidad cotidiana.
En Uruguay, una nación que, por historia, cultura y ubicación fue desde siempre un territorio económicamente integrado a la Argentina, existe un saldo exportable de trigo que a la fecha es de unas 400.000 toneladas, según datos de la consultora oriental Blasina & Asociados (el stock remanente es del orden de 700.000 toneladas con un consumo interno proyectado, hasta el ingreso de la cosecha 2013/14, de 200.000 toneladas).

El precio del trigo disponible (FAS) en el mercado uruguayo –según Blasina & Asociados– se ubica actualmente de 270 a 275 u$s/tonelada, mientras que el precio del trigo disponible en el Matba cerró ayer lunes en 490 u$s/tonelada.

Sin embargo, la posibilidad de importar trigo desde el mercado uruguayo fue bloqueada por el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, al considerar que una medida de tales características podría perjudicar la imagen del gobierno nacional.

La cuestión es que la escasez de trigo está generando una estampida de los precios internos de los productos panificados que ya es inocultable (y que viene provocando también protestas públicas de propietarios de panaderías barriales).

Además, más allá de cuál sea la responsabilidad del gobierno kirchnerista en el fracaso triguero, la posibilidad de importar un alimento básico que escasea en el mercado interno es una política empleada en cualquier nación civilizada.

Un ejemplo: hasta el ciclo 2011/12 EE.UU. era el principal exportador de maíz del mundo. En 2012/13, a causa de una cosecha fallida, no sólo perdió el liderazgo en manos de Argentina y Brasil, sino que además debe importar –según datos del USDA– 3,81 millones de toneladas. Y a nadie en EE.UU. se le mueve un pelo por eso.