En Neuquén, en el barrio Intercultural de San Martín de los Andes, alrededor de 80 familias son parte de un plan de viviendas sustentables que construyeron ellos mismos con el asesoramiento y apoyo de la Asociación Civil "Vecinos Sin Techo" y "Por una Vivienda Digna" junto con la Comunidad Curruinca y el INTA.
Para la edificación, utilizaron aislantes elaborados con lana suelta, ya que tienen buenos resultados en materia de conductividad térmica y, según cálculos mediante la metodología de pérdidas globales de la norma IRAM, pueden producir ahorros energéticos en el orden del 30% explicó Lucas Zanovello -diseñador industrial e investigador del INTA IPAF Patagonia.
Para ello, es necesario aplicar 5 centímetros de aislante en el techo, lo que se traduce en la utilización de 1,1 kilogramos por metro cuadrado de lana. "La conductividad de la lana de descarte como aislante es de 0,038 W/m2K (vatio por metro cuadrado y grado) a una densidad de 22 kg/m3, rendimiento que es comparable a los aislantes de poliestireno expandido o telgopor, pero con una huella de carbono significativamente menor", especificó el técnico.
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"Este acondicionamiento térmico de las paredes, techos o pisos de las viviendas es una técnica sustentable y económica que permite utilizar un recurso local de descarte, reducir la presión sobre la vegetación natural, disminuir el consumo energético que requiere mantener la temperatura de las casas y mejorar la calidad de vida de sus habitantes", detalló el especialista.
Esta innovadora técnica, surgió de una investigación en la que participaron especialistas del INTA, del INTI y de la Universidad del Comahue que se centró en la evaluación de las densidades óptimas de afieltrado para lograr un aislante térmico eficaz para la zona y el tipo de viviendas.
