Mucho se ve y se habla de la producción de las energías verdes en los últimos tiempos. El Gobierno Nacional es muy activo en dar a conocer novedades sobre este tema. El Ministro de Energía, Javier Iguacel, difunde constante, en su red social, noticias sobre bioenergías. Octubre, por su parte, es el mes del Mini-RenovAr, la licitación sobre energías renovables.
Sin embargo, no todo lo que reluce es oro. De lo contrario, vale la pena consultar a la familia Truppel, propietaria de un campo agroganadero en la localidad de Mar Chiquita en la sur bonaerense. Tienen detenida la finalización de un feedlot, más un biodigestor y pileta de decantación de efluentes desde mayo.
"El proyecto está dividido en tres etapas -cuenta Patrick Truppel, uno de los directivos de la empresa y parte de la familia dueña a Revista Chacra-. En la primera parte se construyó el piso de hormigón, los corrales y el sistema de cañerías que alimentaría al digestor. Y hasta acá llegamos. La segunda etapa era para la instalación del biodigestor y la última para colocar los generadores de energía, que queman el gas y producen la electricidad. Sin la posibilidad de vender la energía no podemos terminar el proyecto". Su decepción es lógica. Vienen trabajando en este plan hace un par de años. Con él iban a producir entre 125 a 250 KW (kilowatt) de energía por día a partir de estiércol bovino.
Pero, entonces, ¿cuál es el problema dentro un teórico buen marco para la energías renovables?
"Fuimos a la Cooperativa Eléctrica de General Pirán, la línea de tensión más cercana a nuestro campo. No tuvimos ninguna instancia de negociación con ellos. Su respuesta es válida y clara. Nos dicen, '¿por qué vamos a comprarle energía a ustedes si a nosotros nos la provee el Estado de manera subsidiada?'", se lamenta Truppel. Por otra parte, agrega que, "al ser una planta mediana no encajamos en ninguna normativa de bioenergías. Para entrar en las licitaciones de RenovAr se necesita producir 500 KW por día y si queremos ajustarnos a la ley de energías distribuidas, que aun no se reglamentó, tenemos que enviar a la red lo mismo que consumimos. Y, nosotros, solo consumimos 5 KW por día, ¿qué haríamos con el excedente, de esta forma?", dice.
Para ellos, no hay un buen panorama. En este punto, la opción firme que manejan, luego de tocar distintas puertas para solucionar este tema, es desarticular el proyecto de la construcción del biodigestor y quedarse con un feedlot con piso de hormigón, lo que implica producir carne con mejor eficiencia.
"La familia está desalentada. Pero no solo porque vemos con poco futuro nuestro plan, sino porque tuvimos contacto no oficial con el Ministerio [de Energía] y la respuesta no era la que esperábamos. Supuestamente, el Gobierno no quiere habilitar una oficina para el tratamiento de proyectos medianos, como el nuestro, que provean energía. Nos dicen que temen que se instalen una gran cantidad de plantas medianas que luego sean difíciles de manejar bajo la normativa actual", comenta Truppel.
Entonces, con buen tino, concluye, preguntándose: "No entendemos. ¿Hay crisis energética o no la hay? ¿El Gobierno tiene interés o no lo tiene? ¿Quieren proyectos medianos o chicos asociados al biogás o prefieren importantes proyectos eólicos o solares de gran inversión?" Muchas preguntas que para ellos, por ahora, no tienen respuesta.