Con el objetivo de afianzar la inocuidad de los productos que se consumen frescos, como las frutas y verduras, el Ministerio de Agroindustria de la Nación, en conjunto con el Senasa y el INTA, aprobó la incorporación de las BPA al Código Alimentario Argentino (CAA) para la actividad frutihortícola.
Esta medida se suma a una serie de acciones que la cartera agroindustrial lleva adelante para la promoción de las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA), como fue el lanzamiento del Nuevo Programa Nacional de Buenas Prácticas Agrícolas Sustentables en Productos Frutihortícolas, que tiene por finalidad asegurar la inocuidad de los alimentos, así como también la preservación y el manejo racional de los recursos suelo, agua y energía.
La importancia de las BPA reside en que mejoran la eficiencia en la producción y disminuyen las pérdidas por desperdicio, que en el caso de la horticultura alcanza muchas veces al 60%. Por otro lado, favorecen la inocuidad y la calidad de los productos agroalimentarios, a la vez que fomentan la transparencia en la comercialización de los productos, y mejoran las condiciones de trabajo de los productores y sus familias.
Asimismo, al ser prácticas respetuosas del medio ambiente favorecen la sostenibilidad de las producciones al disminuir el impacto ambiental. Los consumidores podrán tener un mayor conocimiento de estos productos inocuos al conocer la trazabilidad de los mismos.
Producción hortícola
En el país oscila entre los 8 y 10 millones de toneladas, de las cuales nueve especies (papa, tomate, cebolla, batata, zapallo, zanahoria, lechuga, poroto, ajo) representan el 65%; participan con el 20% otras ocho especies (acelga, mandioca, zapallito, sandía, melón, choclo, berenjena y pimiento); revistiendo una importancia decisiva para la alimentación de la población: Además emplean 350.000 personas en el eslabón productivo. Mientras que la producción de frutas suma 7.472.000 de toneladas. En total la cadena frutihortícola exportó 2.500 millones de dólares en 2017.