Según un informe conjunto elaborado por el Banco Mundial y PWC ("Paying Taxes 2018"), las conclusiones para América Latina y, en particular, para Argentina son sumamente desalentadoras a la hora de pensar en atraer inversiones del exterior:
1. Argentina es el país en donde más impuestos se pagan y, América Latina, la región en donde más impuestos se pagan.
La comparación de la región con el resto del mundo es muy desalentadora. El "Total Tax and Contribution Rate" (índice de impuestos y contribuciones) de América Latina es del 52,60%, contra el 39,60% de Europa y 38,90% de Norteamérica.
Pero la comparación de Argentina, en particular, es realmente desgarradora. El índice asciende a un sorprendente 106%, considerando todos los impuestos (nacionales, provinciales y municipales) y las cargas sociales de los empleados en relación de dependencia.
Mientras que en Chile es del 33%, en Uruguay es del 41,80% y en Brasil del 68,40%.
Somos, por lejos, el país en donde más impuestos se pagan en todo el mundo, obviamente explicado por la alta evasión que existe (somos el quinto país del mundo con mayor evasión). En consecuencia, los pocos que pagan, tienen que pagar tanto.
Vale decir que, la última Reforma Tributaria, intenta reducir esta asfixiante presión fiscal. Sin embargo, la sensación del empresariado en su conjunto es que la reforma ha quedado muy lejos de lo que se esperaba. El comentario, en general, es que "por un lado te mejoran y por otro lado te empeoran".
Así, por ejemplo, ocurre con la reducción de la tasa corporativa (que pasa del 35% al 30% y, finalmente, al 25%), pero con la creación de un nuevo impuesto a los dividendos (primero del 7% y luego del 13%), que, en caso de que las empresas distribuyan, deja todo tal como estaba antes. Es decir, no reduce en absoluto la presión fiscal, en caso de que se distribuyan utilidades (el objetivo último para el cual se crean las empresas).
2. Somos la región menos eficiente del mundo, en donde más tiempo se tarda en cumplir las obligaciones impositivas.
En relación a la Argentina, el informe menciona que, si bien se están implementando una serie de mejoras relacionadas a la utilización de la tecnología, "...Hay ciertos límites a lo que la tecnología puede lograr. La simplificación de complejos sistemas impositivos requiere voluntad política como en el caso de Argentina, donde el cambio de impuestos requiere que los gobiernos provinciales y federales trabajar juntos.".
En definitiva, el Informe menciona que, el uso de la tecnología está permitiendo grandes reducciones de tiempo y costo para las empresas, pero tiene una barrera imposible de traspasar, si no hay una solución política de fondo.
Debería ser uno solo el que recaude (la Nación) y, luego, existir un verdadero y justo sistema de Coparticipación (que no sea arbitrario, como lo fue durante toda nuestra historia). El impuesto sobre los ingresos brutos (provincias) y la tasa de seguridad e higiene (municipios) tienen que dejar de existir. Son los impuestos menos eficientes, más injustos y más perjudiciales para la economía que existen en todo el mundo.
3. Somos la región con más inspecciones por parte de los Fiscos, lo cual incrementa el tiempo y el costo administrativo en las empresas y el gasto público para el Estado (inspectores).
Nuevamente, el Informe menciona que esto se debe a que las empresas tienen 3 niveles de cargas fiscales: Nación, Provincias y Municipios. Por lo cual, se triplica la posibilidad de ser inspeccionado. Esto se traduce en un alto costo para las empresas (atención a la inspección) y un gasto público imposible de financiar (se triplican la cantidad de inspectores).
Por otro lado, se debe ponderar la alta tasa de evasión que existe y la gran complejidad de los impuestos en Argentina, con altísimos grados de litigiosidad y controversia, producto de lo difíciles y oscuras que resultan las normas fiscales a la hora de interpretarlas.