Por primera vez en la historia agroindustrial argentina el biodiesel comenzará a ser gravado con un derecho de exportación superior al del aceite de soja con el propósito de evitar el cierre de los principales mercados de exportación del biocombustible.
Por medio del decreto 486/18 -publicado hoy lunes en el Boletín Oficial- el gobierno nacional dispuso fijar a partir del próximo 1 de julio un derecho de exportación del 15,0% sobre el biodiesel (actualmente esa alícuota se encuentra en el 8,0%).
La contrapartida de esa medida, instrumentada a través del decreto 487/18, consiste en reducir el derecho de exportación aplicado sobre el aceite de soja refinado al 10,0% también a partir del 1 de julio de 2018. La medida también comprende al aceite mezcla refinado que contenga aceite de soja.
El aceite de soja refinado -al igual que el aceite crudo a partir del cual se obtiene el refinado- tiene actualmente un derecho de exportación del 24,5% en el marco de un esquema (ahora interrumpido) de reducción progresiva de alícuotas a razón de medio punto porcentual por mes (de manera tal que en junio próximo la alícuota debía ser del 24,0%). Ese esquema finalizaba -antes del cambio introducido hoy- en diciembre de 2019 con una retención del 15,0%.
En enroque de alícuotas tiene un doble propósito. El primero -tal como se anticipó la semana pasada- es gestionar un cupo de importación de biodiesel argentino en EE.UU. luego del bloqueo comercial aplicado por la administración de Donald Trump aduciendo "dumping" por parte de la Argentina.
También se buscará evitar perder nuevamente el mercado de la Unión Europea (primer importador del biocombustible argentino en la actualidad). El primer bloqueo comercial europeo, instrumentado a fines de 2013, fue desactivado recién en septiembre de 2017 por un dictamen emitido por la Organización Mundial de Comercio (OMC). Sin embargo, las autoridades comunitarias iniciaron este año una nueva investigación "antidumping" orientada a volver a impedir nuevamente el ingreso del producto argentino. Otro mercado que se perdió en 2016 -también por medio de una acción antidumping- fue el peruano.
El segundo propósito del enroque de alícuotas es defensivo. Si EE.UU. no acepta reabrir su mercado al biodiesel argentino y la Unión Europea logra finalmente implementar un nuevo bloqueo comercial (el cual obligaría a recurrir nuevamente a la OMC para reabrirlo en un plazo de al menos cuatro años), la posibilidad de exportar el biocombustible será muy limitada y, por ende, aumentará de manera significativa el volumen de exportación de aceite refinado de soja, algo que, muy probablemente, tendrá un impacto bajista en los valores FOB del producto.
La última vez que el biodiesel tuvo un derecho de exportación tan elevado fue en febrero de 2014 con una alícuota del 21,75%. Por entonces la retención aplicada sobre el aceite de soja (a partir del cual se elabora el biodiesel en la Argentina) era del 32,0%.
El aceite de soja crudo seguirá regido por el esquema de reducción progresiva de derechos de exportación que finaliza en diciembre de 2015 con una alícuota del 15,0%.