El pedido de auxilio "preventivo" por parte del Gobierno al Fondo Monetario Internacional (FMI), tomo por sorpresa tanto a productores como a las distintas cámaras que agrupa a la industria. Entienden que no es más que un nuevo ajuste lo que consideran una mala señal para un sector que en parte busca levantar cabeza tras las inclemencias climáticas y los elevados costos para producir.
La posibilidad de que el préstamo internacional llegue a tener un impacto sobre el agro "es bastante posible dado que venimos de un parate y si no hay políticas diferenciadas para potenciar el nivel de producción y comercialización, el panorama será más complicado", sostuvo el presidente de Coninagro, Carlos Iannizzotto a BAE Negocios.Desde la Federación Argentina de la Industria Molinera (FAIM), se mostraron "sorprendidos" por la medida "dado que no lo esperábamos", dijo su titular Diego Cifarelli, que si bien entiende "que puede tranquilizar la economía; no es lo que nos hace sentir más cómodos".El empresario apunto a que hace falta tranquilidad para tener mercados quietos que permitan el desarrollo de la agroindustria.
Para el presidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA); Dardo Chiesa "el gobierno muestra un camino donde las cosas no le están saliendo bien, lo que genera una gran incertidumbre"
Distintos productores consultados manifestaron que su preocupación hoy pasa más por los cambios en los porcentajes de los préstamos anunciados días atrás con lo cual si el pedido al FMI tiene que ver con que las tasas de referencia bajen, el camino es el correcto de lo contrario el sector verá un panorama aun más difícil de levantar.
Es sabido que hoy el productor no vende sus granos más que para pagar sus deudas y posterga la entrega para más adelante.
El responsable de la Asociación de la Cadena Sojera Argentina (Acsoja), Luis Zubizarreta señaló que "es una medida que el gobierno entiende que tenía que hacer para mejorar el financiamiento del Estado y achicar el déficit".
La continuidad de cambios en la política económica no es un tema que al campo le agrade, en especial a las economías regionales y a los pequeños productores que hoy siguen reclamando algún tipo de reforma impositiva más benévola para un sector que no puede despegar.
La muestra de esto es la suba en el precio de la soja que paso de los $6.800 la tonelada del lunes a $7.200 de ayer. Los 400 pesos de alza marcó una ganancia del casi 6 por ciento. La devaluación del peso motivo que al cierre de esta edición se negocien 113.000 toneladas superando las 97.000 de hace dos días. Del otro lado, los productores frutícolas entregan su mercadería sin saber cuánto ni cuándo recibirán el pago de la producción.
Merino Soto