La caída en la rentabilidad del productor a partir de la pérdida de su cosecha de soja y maíz por la sequía, dejo al sector sin capital para enfrentar los nuevos contratos de arrendamiento de cara a la nueva campaña. Los dueños de los campos deberán resignar ganancias entre un 10% y 15% respecto del año pasado. Compartir los gastos, es una las figuras que empezará a crecer con fuerza.
La llegada de dinero fresco desde otros sectores tendrá prioridad a la hora de saber quién se queda con la tierra.Los casi cinco meses sin lluvias en el campo que no es más que menos ganancia por hectárea, coloca al productor en un escenario de pérdida para encarar lo que se viene.
Hoy los rendimientos en soja muestran bajas del 20% en promedio en la zona central del país. Con gastos de 15 quintales por hectárea y otros 18 quintales que irán a las manos del dueño del campo, muestra a las claras que poco le queda al productor pensando en los nuevos contratos.
Muchos ya recibieron cartas documento porque depositaron menos de lo pactado hace un año. Hoy la prioridad es cumplir con los préstamos tomados a través de las tarjetas a vencer entre mayo y junio próximo.
"El escenario de arrendamiento de la próxima campaña tiene más que ver en saber cómo sale el productor de la actual a partir de una soja que no rindió y que sabe que cuando pague lo que debe, no le quedará nada", afirmó el responsable de Agrosoluciones, Marcelo Ljubich desde Córdoba, quien agregó: "Hoy no se está en condiciones de pagar el alquiler del año pasado ni tampoco los del anterior que fueron más bajos, por ende los arrendamientos que en el 2017 oscilo entre los 15 a 18 quintales rondará ahora entre los 12 a 16 quintales promedio".
Por eso también todo está puesto en lo que pase en abril. Las lluvias que deberán caer y mucha, es necesaria para cargar los perfiles de los suelos pensando no sólo en si se podrá o no sembrar trigo sino saber si los mismos llegaran para la soja y maíz.
Desde la Compañía Argentina de Tierras (CAT); Horacio Madero, afirmó en que no habrá "cambios en cuanto a la cantidad de quintales por hectárea, por ende no creemos que suban los arrendamientos pero si se van a mantener, más en la zonas en donde pegó fuerte la sequía los quintales irán a la baja".
Está claro entonces que al no haber circulante no solo van a tener que bajar la ganancia que piden el arrendador sino que va a impulsar a ofrecer negocios diferentes con lo cual el que traiga el dinero se quedará con el campo y no serán actores del sector.
"Hoy con una tasa en las lebac del 26% nadie va a sembrar porque hoy el campo no da esa ganancia", dijo Ljubich.
Para Juan José Madero de L.J. Ramos Brokers Inmobilarios, "lo razonable es que haya un ajuste como consecuencia de la menos plata que quedo de la cosecha que está terminando sumado a como viene perfilada la nueva campaña con la sequía acuesta donde la figura es de que sea más flexible para el inquilino y que va desde menos quintales a ir por porcentaje".
Esto significa ni más ni menos que compartir los riesgos del negocio y donde el arrendador nunca está dispuesto a asumirlo.
Es decir busca su ganancia por eso es que se espera el ingreso de otros jugadores en la nueva campaña.
El 2019 por ende es extremadamente riesgoso dado que el productor ingresará con casi nada de espalda financiera y esperando que la lluvia llegue hasta la siembra de la gruesa, pero necesitará diversificar los gastos algo que nadie está dispuesto a acompañar.
por Merino Soto