Con mucha discreción, intentando evitar crear expectativas que luego defrauden, avanzan las negociaciones entre el Mercosur y la Unión Europea (UE) para firmar un tratado de libre comercio. Por ahora se mantiene la intención de hacer al menos un anuncio político dentro de 2018; el mismo que no pudo concretar Mauricio Macri antes de diciembre mientras el pais mantenía la presidencia del bloque sudamericano.
La idea del jefe de Estado argentino es que para noviembre, cuando Buenos Aires sea sede de la cumbre del G-20, pueda hacerse el anuncio y que, a partir de 2019, comiencen las negociaciones formales para cerrar el acuerdo en el próximo lustro.
Los dos últimos avances en los que se llegó a un acuerdo entre los dos bloques es en el diseño de dos nuevas "cláusulas" que deberán respetar todos los estados firmantes: la de "salvaguarda" y la de "Reglas de Origen", esta última también llamada "anti-Zara".
Ambas definiciones surgieron en las últimas horas desde Asunción del Paraguay, donde se retomaron las negociaciones el lunes pasado. Los conductores del debate son el canciller de Paraguay Eladio Loizaga, por Mercosur, y la italiana Sandra Gallina, por la Unión Europea, y se promete que, al menos, hasta el 2 de marzo continuarán las discusiones en las que están involucrados unos 140 técnicos.
El principal freno a un acuerdo sigue siendo la oposición europea a una apertura de los mercados agrícolas y de alimentos con valor agregado, donde Francia, Polonia e Irlanda son los principales referentes contra las negociaciones, (ver nota aparte). En este sentido, la última oferta de la UE fue elevar de 70.000a 99.000toneladas la carne bovina que podría ingresar al bloque.
La posición argentina no varió en los últimos meses. La decisión de Mauricio Macri es hacer todo lo posible para antes de octubre de 2019, cuando se esté definiendo quién comandará el próximo período presidencial hasta 2023.
La principal novedad de las negociaciones iniciadas esta semana es la aceptación de una "cláusula de salvaguarda", que los países de manera individual podrán aplicar para suspender las importaciones de determinados productos; cuando se compruebe que por una cuestión de precios y valores de ingreso están produciendo un daño inmediato e irreversible a los fabricantes locales.
El esquema que se está negociando en Paraguay incluye una rebaja de aranceles a cero de manera gradual, y con cinco opciones dependiendo del grado de sensibilidad del sector de que se trate.
Será de 0,4,8,10 y 15 años y sólo en casos especiales y negociados entre las partes habrá protecciones especiales que permanecerán fuera del acuerdo. La UE promete que el 80% de los rubros estarán abiertos automáticamente para ser exportados a Europa. En el caso del Mercosur, serán pocos los que tendrán arancel 0 desde el primer año de vigencia del acuerdo.
Ya están cerrados los acuerdos con máquinas, aparatos, artefactos de precisión, ópticas y químicos, alimentos elaborados, vehículos en general y autopartes. En estos casos la apertura se definiría entre O y 5 años, y los aranceles bajarían del 35% a 0 de manera gradual. Se sigue negociando la apertura europea de commodities, especialmente granos, frutas, verduras y aceites. Se negocia que la UE admita cupos más amplios que los ofrecidos; o que formen parte del "paraguas" a continuar negociando. En el caso de la carne, la situación es dual. Si bien los cupos ofrecidos por la UE son mucho menores que lo que reclama el bloque sudamericano, por lo bajo se dice que desde la Argentina hay cierta conformidad con la propuesta europea. Sucede que en los años del kirchnerismo al país le costó cumplir con la exigua cuota actual, y que una ampliación de esta de manera inmediata (aunque sea mínima) será bienvenida. El problema en el caso de la carne es Brasil, que tiene una industria potente con gran capacidad exportadora. En el caso de la "Denominación de Origen", Argentina deberá aceptar que se incluya este capítulo en el acuerdo, pero reclama discutir uno a uno los productos a los que se les respetarán las "indicaciones geográficas". Se sabe ya que una vez puesto en vigencia el acuerdo, el queso roquefort deberá llamarse "azul" y que los "champagnes" serán espumantes. Más complejas son las negociaciones con casos como el "reggianito", el "parmesano" o diferentes variantes de vinos, aceites y lácteos.
Diferente es el caso de las "reglas de origen". En las negociaciones se las llama normas "anti -Zara". El Mercosur reclama que esté claro que no se le permitirá ingresar prendas textiles, calzados, juguetes, etc. fabricados en China o cualquier mercado de Oriente y levemente modificados en Europa. En la mira está Zara, la textil con presencia en el país, famosa en el mundo por ser acusada de dumping y de violar esas "reglas de origen". Obviamente, la relación es al gigante Zara, propiedad de Amancio Ortega, acusado de fabricar sus prendas en Oriente (fundamentalmente China) a los menores costos de nivel internacional, producción que luego ingresa con aranceles bajos a Europea. El temor del Mercosur es que esos mismos bienes podrían ingresar al Mercosur con las estampillas de la UE.