Una compañía del sur de Japón desarrolló un método de cultivo de bananas a través del congelamiento de los plátanos y su posterior replantado que produce una variante de la fruta con cáscara comestible, informó la prensa local.
Este no es el primer invento japonés en el mercado de las frutas ya que hace unos años un agricultor inventó la sandía cuadrada para que fuera más fácil de transportar y, a su vez, que los consumidores pudieran guardarla en heladeras con espacio reducido.En todo el mundo, las bananas se cultivan a temperaturas que oscilan constantemente alrededor de los 27°C, pero la empresa nipona D&T Farms mantiene los plátanos congelados a -60° y los replanta inmediatamente a temperatura tropical.
El cambio tan brusco de temperatura provoca un crecimiento ultra rápido del plátano en el que la cáscara de la banana no llega a madurar y queda fina, suave y suficientemente dulce como para comerla con el resto de la fruta, detalló el sitio Quartz de noticias citando a la prensa japonesa .
La llamada "banana de Mongee" está disponible en lotes muy chicos, de 10 unidades, que se venden todas las semanas en el establecimiento minorista regional Tenmanya Okayama, a seis dólares cada una.
La provisión de este tipo de bananas es muy limitada por ahora, pero la compañía que las produce está interesada en expandirse y de hecho ya convocó a más productores de banano.
Como en muchos países, la banana es la fruta más popular en Japón, que importa el 99 por ciento de lo que consume, así que la nueva versión de la fruta impulsaría la producción interna.
La banana de Mongee se cultiva sin pesticidas y la cáscara comestible proporciona nutrientes adicionales (algunos buenos), incluyendo como vitamina B6, magnesio, zinc y más azúcar que la regular.
Los medios japoneses enfatizaron que esta banana tiene 24,8 gramos de azúcar, mucho más que los 18 gramos promedio de las comunes, pero también degustadores consultados por Rocket News 24 dijeron que la fruta tenía un sabor muy tropical, con un aroma que recuerda a la piña.
En el caso de las sandías cuadradas, el secreto es que los agricultores colocan la fruta recién salida dentro de un contenedor cuadrado hecho con metal y cristal y tres o cuatro días después termina tomando esa forma.
La contracara de este invento fue que, poco tiempo después de que saliera a la calle, el precio de la sandía cuadrada se disparó y se convirtió en un producto de lujo, a tal punto que por una puede pagarse más de 370 dólares y mucho más en los remates de frutas.
En la cultura asiática, la fruta tiene un significado diferente al de la occidental: no es sólo un producto para consumir, sino que está ligada a prácticas sociales y culturales y regalarla es un importante símbolo de respeto.