Miles de agricultores, comerciantes y transportistas uruguayos, apoyados por gremiales del sector, se manifestaron ayer en Durazno para demandarle al gobierno del presidente Tabaré Vázquez una reducción de los costes de producción agropecuaria, en una protesta rural masiva sin precedentes en 13 años de gestión.
La manifestación es el punto culminante de una semana de reclamos del campo que jaquea al oficialista Frente Amplio, en el poder desde 2005. El movimiento comenzó a inicios de 2018 con decenas de productores rurales en la norteña ciudad de Paysandú, y en las dos semanas si- guientes se convirtió en una movilización que ahora alcanza a todo el país.
Las protestas se ampliaron al influjo del descontento por fuertes subas de tarifas de energía, agua, combustibles (la gasolina subió 9,8%), impuestos, tasas a la importación que encarecen maquinarias e insumos, en un contexto de baja de la rentabilidad del sector agropecuario y aumento del desempleo.
El descontento se refleja notoriamente en las redes sociales, donde se habla de que Uruguay encontró su propia "grieta", en alusión al enfrentamiento entre el gobierno de Montevideo y los sectores agropecuarios descontentos con sus políticas
El choque de posiciones se expresa incluso con agravios y declaraciones de fuerte tono. Una de quienes habló del tema es la senadora frentista Constanza Moreira, que comparó la protesta rural con el "sacudón a la política argentina" desde la protesta del campo de 2008, sosteniendo que tanto en Argentina como en Uruguay hay "presiones de la vieja y nueva ?oligarquía agraria', riquísima, autoritaria, despótica".
Sin embargo, los representantes de la oposición rechazan esas acusaciones y niegan que exista una grieta entre el campo y la ciudad. "La grieta es entre el gobierno y el despilfarro a costa de más impuestos y un Estado que se revela ineficiente", comentó a su vez el senador Javier García, del Partido Nacional.
Durante toda su gestión, y en un momento de auge económico como afirman en el Ejecutivo uruguayo, que atraviesa su tercer período, éste es el primer movimiento masivo en rechazo a las políticas económicas nacionales. El gobierno ha realizado varios ajustes tributarios en busca de paliar un abultado déficit de las finanzas públicas de 3,6% del PIB y sanear a la endeudada petrolera estatal ANCAP, monopólica y muy deficitaria.
La jornada de ayer en Durazno -a 200 kilómetros al norte de Montevideo- dejó entrever las "dificultades de muchos sectores, no sólo el agropecuario, sobre la viabilidad" económica, explicó Marcelo Noguez, uno de los referentes de la protesta. Varias cámaras inmobiliarias, sectores del comercio e industriales, así como gremiales del transporte adhirieron al movimiento. Desde el oficialismo, consideran que la movilización "es un paro no sólo contra el gobierno sino contra el Frente
Amplio de cara al 2019" cuando habrá elecciones nacionales..
El presidente Tabaré recibiría el viernes a delegados ruralistas.